El reciente apagón que afectó a España y Portugal ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades de la red eléctrica en la península ibérica. Este evento, que dejó a 58 millones de personas sin electricidad, ha sido calificado como el mayor apagón en Europa en las últimas dos décadas. La situación ha generado un debate sobre la necesidad de mejorar las interconexiones eléctricas y la infraestructura energética en el país. En este contexto, es crucial analizar cómo se comparan las redes eléctricas de otros países europeos y qué lecciones se pueden aprender de este incidente.
### La Isla Energética de la Península Ibérica
La península ibérica se ha convertido en lo que muchos expertos llaman una «isla energética». A pesar de estar conectada con Marruecos y Francia, la capacidad de interconexión es insuficiente para satisfacer las demandas energéticas actuales. España y Portugal solo cuentan con un 3% de interconexión eléctrica, muy por debajo del objetivo del 15% establecido por la Unión Europea para 2030. Esta falta de conexiones adecuadas ha sido un factor determinante en la magnitud del apagón reciente.
La red eléctrica española está conectada a Marruecos, que puede aportar hasta 1.400 megavatios, y a Francia, que tiene cuatro cables aéreos y una conexión subterránea que permite el traspaso de 2.800 megavatios. Sin embargo, estas cifras son insuficientes para garantizar la estabilidad del suministro eléctrico. La situación se agrava por el hecho de que el sistema eléctrico español depende en gran medida de fuentes de energía renovables, que pueden ser intermitentes.
El proyecto más ambicioso para mejorar esta situación es la construcción de un cable de 300 kilómetros por el Golfo de Bizkaia, que se espera que aporte hasta 5.000 megavatios. Este tipo de iniciativas son esenciales para fortalecer la red eléctrica y evitar futuros apagones. Sin embargo, la implementación de estos proyectos requiere tiempo y una inversión significativa.
### Comparativa con Otros Países Europeos
La situación en España contrasta notablemente con la de otros países europeos, que han desarrollado redes eléctricas más robustas y mejor interconectadas. Por ejemplo, Francia, que cuenta con un sistema basado en la energía nuclear, tiene una capacidad de producción que cubre alrededor del 70% de su demanda. Esto le permite tener un margen de maniobra considerable en caso de emergencias. El ministro de Industria francés, Marc Ferracci, ha destacado que su país tiene mecanismos para protegerse contra apagones, gracias a su infraestructura y a la preponderancia del sector nuclear.
Alemania, por su parte, ha desarrollado una red eléctrica redundante que permite que, incluso si un tramo falla, otros puedan cubrir la demanda. Klaus Müller, presidente de la Agencia Federal de Redes de Alemania, ha afirmado que un apagón a gran escala es prácticamente imposible en su país. A pesar de haber cerrado sus centrales nucleares, Alemania ha mantenido una red bien conectada con sus vecinos, lo que le permite compensar cualquier fluctuación en la producción de energía.
En contraste, Italia ha experimentado apagones significativos en el pasado, como el que ocurrió en 2003, cuando un árbol cayó en Suiza y dejó a 59 millones de personas sin electricidad. Sin embargo, la lección aprendida de estos incidentes ha llevado a Italia a mejorar su infraestructura y sus conexiones con otros países europeos.
Los Países Bajos y Bélgica también han enfrentado apagones, pero han tomado medidas para diversificar sus fuentes de energía. En el caso de los Países Bajos, el gobierno ha anunciado planes para construir nuevos reactores nucleares, mientras que Bélgica ha decidido extender la vida útil de sus centrales nucleares debido a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania.
La dependencia energética de Luxemburgo es otra preocupación, ya que el país genera la mayor parte de su electricidad a partir de fuentes renovables, pero solo cubre el 29% de sus necesidades. Esto resalta la importancia de diversificar las fuentes de energía y mejorar la capacidad de producción interna.
El apagón en España y Portugal ha servido como un llamado de atención para toda Europa. La necesidad de fortalecer las interconexiones eléctricas y diversificar las fuentes de energía es más urgente que nunca. La experiencia de otros países europeos puede ofrecer valiosas lecciones para evitar que incidentes como este se repitan en el futuro. La inversión en infraestructura y la cooperación entre naciones son pasos fundamentales para garantizar un suministro eléctrico seguro y sostenible en el continente.