El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para un viaje a Oriente Medio que podría marcar un cambio significativo en la situación humanitaria de Gaza. En medio de un conflicto que ha dejado a la población gazatí en una situación crítica, Trump busca implementar un sistema de distribución de ayuda que, según su administración, será «seguro y eficiente». Esta iniciativa surge en un contexto donde la necesidad de asistencia humanitaria es más urgente que nunca, como lo ha señalado el embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee.
La visita de Trump, programada del 13 al 16 de mayo, incluye paradas en Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Huckabee ha enfatizado que el presidente está comprometido con la mejora de las condiciones en Gaza, donde la población ha estado sufriendo un bloqueo severo durante más de dos meses. Este cambio en la postura de Washington podría abrir la puerta a un alivio del estricto control que Israel ha ejercido sobre la entrada de alimentos y medicinas en la región.
Sin embargo, esta propuesta no ha sido bien recibida por algunos miembros del gobierno israelí, particularmente aquellos que apoyan el uso del hambre como una táctica de guerra contra Hamás. La administración estadounidense está trabajando en un nuevo sistema de ayuda que reemplazaría a las agencias de la ONU y otras organizaciones no gubernamentales que actualmente operan en Gaza. La creación de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF) es parte de este plan, que se presenta como una organización no gubernamental y de caridad.
Huckabee ha aclarado que Israel no participará directamente en la distribución de la ayuda, aunque se encargará de la seguridad de las operaciones. Este enfoque ha generado críticas, ya que muchos expertos y organizaciones humanitarias advierten sobre el riesgo de que la ayuda sea utilizada como un instrumento político, en lugar de ser una respuesta a las necesidades humanitarias de la población.
La situación en Gaza es alarmante. Desde el 2 de marzo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha bloqueado la entrada de alimentos, agua y medicinas a la región, argumentando que Hamás se beneficia de la reventa de estos recursos. Esta estrategia ha sido calificada como un castigo colectivo que agrava aún más la crisis humanitaria en Gaza, donde los bombardeos y la falta de suministros básicos han llevado a la población al borde de la inanición.
El plan de Estados Unidos para la GHF se desarrolla en un contexto de creciente presión internacional y críticas por parte de organismos humanitarios. La ONU ha expresado su preocupación por el intento de desmantelar las estructuras de ayuda existentes, advirtiendo que esto podría llevar a una hambruna inminente. Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), ha denunciado que este enfoque parece ser un intento deliberado de instrumentalizar la ayuda humanitaria, que debería basarse únicamente en la necesidad.
Chris Gunness, ex portavoz de la UNRWA, ha calificado la iniciativa de Washington como un «lavado de imagen» por parte de Israel y sus aliados, sugiriendo que el verdadero objetivo es ocultar la realidad de la crisis humanitaria en Gaza. La propuesta de un sistema alternativo de distribución de ayuda ha sido recibida con escepticismo, ya que muchos temen que no aborde las necesidades reales de la población y que, en cambio, sirva para legitimar el bloqueo y la ocupación.
En este contexto, el ministro de Economía israelí, Bezalel Smotrich, ha revelado planes para concentrar a la población gazatí en una estrecha franja de tierra entre la frontera con Egipto y el Corredor Morag, lo que plantea serias dudas sobre el futuro de los palestinos en la región. La estrategia parece diseñada para forzar a los gazatíes a buscar reubicación en otros lugares, lo que podría resultar en un desplazamiento masivo y una crisis humanitaria aún más profunda.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, esperando que el viaje de Trump a Oriente Medio no solo sirva para mejorar la situación en Gaza, sino que también contribuya a una solución duradera al conflicto en la región.