Las familias de los rehenes han tomado las calles de Tel Aviv en un acto de desesperación y exigencia. Este martes, miles de personas se manifestaron para pedir un alto el fuego que permita la salida segura de sus seres queridos de Gaza. La concentración, que tuvo lugar frente al ministerio de Defensa, fue un claro reflejo de la angustia que sienten los familiares, quienes han visto cómo sus demandas han sido ignoradas por el gobierno de Benjamín Netanyahu. Mientras tanto, el gabinete de Seguridad se reunió para discutir dos temas cruciales: la invasión de Ciudad de Gaza y la negociación para la liberación de los rehenes. Sin embargo, la reunión, que duró menos de tres horas, no resultó en ninguna decisión formal, lo que deja a las familias en un estado de incertidumbre y angustia.
La situación en Gaza se ha vuelto cada vez más crítica, con la declaración oficial de hambruna que no fue discutida en la reunión del gabinete. Esta falta de atención a la crisis humanitaria ha llevado a la comunidad internacional a exigir justicia y una respuesta adecuada por parte de Israel. La ONU ha hecho un llamado a las autoridades israelíes para que se investigue el reciente ataque a un hospital en Gaza que resultó en la muerte de 20 personas, incluidos cinco periodistas. Este tipo de incidentes ha intensificado la presión sobre el gobierno israelí, que se encuentra en una encrucijada entre la presión pública y las decisiones estratégicas en el terreno.
### La mediación internacional y el papel de los actores regionales
La mediación en el conflicto ha sido complicada, especialmente con la participación de actores como Egipto y Qatar. Estos países han intentado facilitar un acuerdo entre Israel y Hamás, pero se enfrentan a constantes obstáculos. Según el portavoz de Exteriores de Qatar, Majed Al Ansari, Israel no ha respondido a la última propuesta de alto el fuego, que fue aceptada por Hamás y que coincide en un 90% con lo que Israel desea. Este estancamiento en las negociaciones ha llevado a la frustración entre los mediadores, quienes ven cómo cada vez que se acerca un acuerdo, Netanyahu introduce nuevas condiciones que complican aún más la situación.
La propuesta de tregua de 60 días incluye la liberación de 10 rehenes con vida y la negociación para la liberación del resto en una segunda fase. Sin embargo, Netanyahu ha mostrado una clara preferencia por un acuerdo integral, rechazando cualquier negociación por fases. Esta postura ha generado tensiones no solo con Hamás, sino también dentro de su propio gabinete, donde algunos líderes militares abogan por aceptar un acuerdo por fases que podría facilitar la liberación de los rehenes.
La presión sobre el primer ministro es palpable, ya que los militares están preocupados por la posibilidad de que una invasión a gran escala en Gaza pueda resultar en una gestión prolongada de la población palestina. El jefe del Ejército, general Eyal Zamir, ha expresado su preocupación por la falta de un plan claro por parte de Netanyahu para el día después de una posible victoria militar. Esta división entre los intereses políticos y militares podría tener repercusiones significativas en la estrategia de Israel en Gaza.
### La respuesta de Egipto y la crisis humanitaria
Mientras tanto, Egipto ha tomado medidas drásticas para proteger su frontera con Gaza. Con el temor de que una evacuación masiva de los residentes de Ciudad de Gaza pueda desbordar la situación en el sur, las autoridades egipcias han desplegado 40,000 hombres para sellar la frontera de 12 kilómetros que comparten. Esta acción refleja la preocupación de Egipto por una posible crisis humanitaria y de seguridad en el Sinaí, que podría resultar de un éxodo masivo de palestinos.
La situación en Gaza es cada vez más desesperada, con informes de escasez de alimentos y medicinas, lo que ha llevado a la comunidad internacional a exigir una respuesta urgente. Sin embargo, la falta de un acuerdo claro entre las partes involucradas ha dejado a la población civil atrapada en medio de un conflicto que parece no tener fin. La presión sobre Netanyahu para actuar y la presión de las familias de los rehenes para obtener respuestas son factores que complican aún más la situación.
En este contexto, el futuro de Gaza y de sus habitantes se presenta incierto. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrollan los acontecimientos, mientras que las familias de los rehenes continúan luchando por la liberación de sus seres queridos en medio de un clima de tensión y desesperación. La falta de un diálogo efectivo y la continua escalada de la violencia solo parecen aumentar la complejidad de un conflicto que ha durado décadas.
