El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una nueva amenaza de aranceles a Europa, específicamente dirigidos a aquellos países que implementan regulaciones digitales que, según él, perjudican a las empresas tecnológicas estadounidenses. Esta advertencia se produce apenas una semana después de que se anunciara un acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, que había generado expectativas de una paz arancelaria.
Trump ha expresado su descontento con la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), dos regulaciones que buscan establecer un marco más justo para la competencia en el ámbito digital. La DSA tiene como objetivo prevenir actividades perjudiciales en línea y combatir la desinformación, mientras que la DMA se centra en evitar que las grandes plataformas digitales monopolizen el mercado. A pesar de que estas leyes no estaban incluidas en el reciente acuerdo comercial, Trump ha afirmado que son discriminatorias hacia las empresas tecnológicas de su país.
En su declaración, Trump enfatizó que los impuestos y regulaciones digitales están diseñados para perjudicar a la tecnología estadounidense, y pidió la eliminación de estas medidas. Esta postura podría abrir un nuevo frente de conflicto entre Estados Unidos y Europa, ya que la Comisión Europea había aceptado un desequilibrio comercial en el acuerdo con el objetivo de evitar tensiones adicionales.
La Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, ha optado por no especular sobre las repercusiones de las amenazas de Trump, pero ha reafirmado su derecho soberano a regular las actividades económicas en su territorio. Thomas Regnier, portavoz de la Comisión en asuntos tecnológicos, rechazó las acusaciones de Trump, subrayando que la DSA se aplica a todas las plataformas y empresas que operan en la UE, independientemente de su origen.
Además de los aranceles, Trump también ha amenazado con imponer restricciones a la exportación de tecnología y chips altamente protegidos, lo que podría afectar el desarrollo tecnológico de Europa, que aún depende en gran medida de la importación de estos componentes. Esta situación se complica aún más por la existencia de impuestos digitales en algunos Estados Miembros de la UE, como España, que aplica un 3% sobre los ingresos por publicidad y transmisión de datos de grandes tecnológicas, conocido como la ‘tasa Google’.
Francia e Italia también han implementado impuestos similares, lo que podría tensar aún más las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Europa. A pesar de estas diferencias, la Unión Europea ha mantenido una postura unida en sus negociaciones con Estados Unidos, evitando que las particularidades de cada país dividan su enfoque.
En un contexto más amplio, la Comisión Europea está trabajando para eliminar los aranceles sobre los bienes industriales y automóviles importados de Estados Unidos, lo que podría facilitar un recorte en los aranceles que actualmente afectan a las exportaciones de automóviles europeos a Estados Unidos. Esta medida es vista como crucial para aliviar la presión sobre el sector automotriz europeo, especialmente en países como Alemania, donde muchas de las empresas afectadas tienen su sede.
La situación actual refleja la complejidad de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Europa, donde las tensiones pueden surgir rápidamente debido a diferencias en regulaciones y políticas fiscales. La amenaza de Trump de imponer nuevos aranceles y restricciones a la tecnología podría tener repercusiones significativas en el comercio transatlántico, afectando tanto a empresas como a consumidores en ambas regiones. A medida que se desarrollan estos acontecimientos, será fundamental observar cómo responden tanto la Unión Europea como los Estados Miembros ante las presiones de la administración estadounidense.