El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho un anuncio significativo respecto a las importaciones de semiconductores, proponiendo un arancel del 100% que afectaría a la mayoría de los chips, aunque ha indicado que empresas como Apple podrían quedar exentas si trasladan su producción al país. Esta medida se presentó durante una reunión en el Despacho Oval con el CEO de Apple, Tim Cook, quien anunció que la compañía aumentaría sus inversiones en Estados Unidos en 100.000 millones de dólares en los próximos años.
Trump declaró que «impondremos un arancel de aproximadamente el 100% a los chips y semiconductores, a excepción de los que se fabriquen en Estados Unidos». Esta decisión podría beneficiar a empresas como Nvidia y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), que han comprometido inversiones significativas para aumentar su capacidad de producción en territorio estadounidense.
El anuncio de Trump se produce en un contexto donde los inversores están a la espera de los resultados de una investigación de la Sección 232 sobre el comercio global de chips, que podría resultar en más aranceles. El presidente destacó que el nuevo régimen arancelario es «una buena noticia para empresas como Apple», aunque un funcionario de la Casa Blanca aclaró que las exenciones no se limitarían a una sola compañía.
El anuncio sorprendió a algunos funcionarios del Departamento de Comercio, quienes se vieron obligados a aclarar la medida. Un exfuncionario comentó que la falta de alineación entre el ejecutivo y la industria podría dificultar el avance del sector tecnológico en Estados Unidos. En este sentido, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, también se reunió con Trump el mismo día, aunque no se hicieron comentarios sobre el encuentro.
Desde Taiwán, un alto cargo del Ministerio de Economía minimizó el impacto de los aranceles, sugiriendo que las inversiones de TSMC en Estados Unidos podrían eximir a la empresa de cualquier gravamen. La reunión entre Trump y Cook se dio en un momento en que Apple se comprometía a aumentar su inversión en el país, elevando su compromiso total a 600.000 millones de dólares en los próximos cuatro años.
Trump elogió a Cook como uno de los «grandes y más apreciados líderes empresariales, genios e innovadores del mundo». Durante el encuentro, Cook presentó a Trump una placa de vidrio grabada con base de oro, fabricada en Estados Unidos, como símbolo de la colaboración entre ambas partes.
Este cambio en la relación entre Trump y Apple es notable, ya que en meses anteriores, el presidente había criticado a Cook por la decisión de trasladar parte de la producción del iPhone a India. Trump había amenazado previamente a Apple con aranceles adicionales si no trasladaba la fabricación del iPhone a Estados Unidos.
La Casa Blanca ha calificado las futuras inversiones de Apple como «otra victoria para nuestra industria manufacturera», argumentando que esto ayudará a relocalizar la producción de componentes críticos y protegerá la seguridad económica y nacional del país. Cook mencionó que la inversión adicional de 100.000 millones de dólares se destinará a crear nuevos empleos en 10 empresas en todo Estados Unidos.
Un ejemplo de esta inversión incluye 2.500 millones de dólares destinados a Corning, que fabricará el 100% de las pantallas del iPhone y el Apple Watch en Kentucky. Sin embargo, según estimaciones de International Data Corporation, menos del 5% de los componentes del iPhone se producen actualmente en Estados Unidos.
Las acciones de TSMC vieron un aumento de más del 4% en Asia, mientras que las de Samsung subieron casi un 2%. Las acciones de Apple también experimentaron un repunte del 3% en operaciones fuera de horario, después de haber subido alrededor de un 5% ese mismo día.
En febrero, Apple había anunciado planes para contratar a 20.000 empleados más en Estados Unidos durante los próximos cuatro años, como parte de una inversión de 500.000 millones de dólares en el país durante el segundo mandato de Trump. El presidente afirmó que este compromiso de gasto es un paso significativo hacia el objetivo de garantizar que los iPhones vendidos en Estados Unidos también se fabriquen en el país.
Sin embargo, expertos en cadenas de suministro han señalado que Estados Unidos no ha producido teléfonos inteligentes en volúmenes significativos durante más de una década, lo que plantea dudas sobre la capacidad del país para ensamblar dispositivos tan sofisticados como el iPhone. Además, trasladar la producción a Estados Unidos podría reducir los márgenes de Apple, que actualmente se benefician de cadenas de suministro más económicas en Asia. Apple ya había advertido sobre un costo de 1.100 millones de dólares relacionado con los aranceles en el trimestre finalizado en septiembre, asumiendo que las tasas arancelarias actuales no cambiaran.