En el marco de la 80 Asamblea General de las Naciones Unidas, se ha evidenciado un cambio significativo en la postura de varios países respecto al reconocimiento del Estado palestino. En un contexto de creciente tensión y violencia en Gaza, 162 de los 190 países miembros de la ONU han manifestado su apoyo a la creación de un Estado palestino, lo que representa cerca del 80% de la comunidad internacional. Este respaldo se produce en un momento en que el conflicto israelí-palestino ha cobrado una atención sin precedentes, impulsado por las imágenes desgarradoras de la crisis humanitaria en la región.
La situación actual en Gaza es desesperada, con más de 65,000 muertos, incluidos 20,000 niños, como resultado de los ataques del ejército israelí. La respuesta desproporcionada del gobierno de Netanyahu a los actos terroristas de Hamas ha sido condenada globalmente, aunque la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de justicia para los palestinos han tomado un nuevo impulso en la arena internacional. La reciente decisión de países como Reino Unido, Australia, Canadá y Portugal de reconocer el Estado palestino se suma a un movimiento más amplio que busca revivir la esperanza de paz en la región.
En este contexto, la Unión Europea ha comenzado a tomar medidas más firmes, como la suspensión parcial de acuerdos comerciales con Israel, en respuesta a las violaciones de derechos humanos. Esta acción refleja un cambio en la política europea hacia un enfoque más crítico respecto a las acciones de Israel, alineándose con las demandas de muchos líderes que abogan por una solución pacífica al conflicto.
Sin embargo, la respuesta de Netanyahu ha sido contundente, afirmando que no habrá un Estado palestino y prometiendo aplicar «una fuerza sin precedentes» en Gaza. Esta postura ha generado un clima de polarización y confrontación, tanto en el ámbito internacional como en el debate político interno de varios países, incluido España. El presidente español, Pedro Sánchez, ha intentado movilizar a sus socios europeos hacia el reconocimiento del Estado palestino, pero su enfoque ha sido criticado por ser manipulador y ventajista.
La polarización en España se ha intensificado, con el conflicto israelí-palestino convirtiéndose en un tema de confrontación política. La oposición, liderada por el Partido Popular, ha adoptado una postura ambigua, evitando el término genocidio mientras condena las acciones de Netanyahu. Esta falta de consenso ha llevado a un debate acalorado sobre la responsabilidad de España en la venta de armas a Israel, a pesar de las promesas de sanciones y medidas contra el país.
El Rey Felipe VI también intervendrá en la Asamblea General de la ONU, donde se espera que defienda la posición mayoritaria de la UE sobre la necesidad de poner fin al sufrimiento de la población palestina. Este será un momento crucial, ya que es la primera vez que el monarca participa en este tipo de eventos desde que Sánchez asumió el cargo, lo que podría indicar un cambio en la estrategia del gobierno español.
A medida que se intensifican las protestas en todo el mundo en defensa de Palestina, es evidente que la situación en Gaza ha captado la atención de la comunidad internacional de una manera que no se había visto en años. Las manifestaciones, que abarcan diversas ideologías, reflejan un deseo generalizado de justicia y paz, aunque también han sido aprovechadas por ciertos movimientos radicales para promover agendas más amplias.
La respuesta de la comunidad internacional ante la crisis en Gaza y el reconocimiento del Estado palestino son temas que seguirán dominando el debate político en los próximos meses. La presión sobre los gobiernos para actuar de manera decisiva en favor de los derechos humanos y la paz en la región es más fuerte que nunca, y el futuro del conflicto israelí-palestino dependerá en gran medida de la capacidad de los líderes mundiales para encontrar un camino hacia la reconciliación y la justicia.