La reciente huelga en MasterD, una de las empresas más destacadas en el ámbito de la formación no reglada en España, ha puesto de manifiesto la creciente tensión entre la dirección de la compañía y sus empleados. Los trabajadores, organizados bajo el sindicato CCOO, han expresado su descontento por la eliminación de los incentivos por beneficios, una medida que ha generado un clima de incertidumbre y preocupación entre la plantilla.
### Contexto de la huelga en MasterD
MasterD, adquirida en 2020 por el fondo de inversión estadounidense KKR, ha visto un aumento significativo en sus beneficios en los últimos años. Según datos proporcionados por la empresa, los beneficios antes de impuestos han pasado de 11,7 millones de euros en 2018 a 32,28 millones en 2024. Sin embargo, a pesar de este crecimiento, los incentivos que reciben los empleados han disminuido drásticamente. En 2018, el incentivo medio era de 3.081 euros, mientras que en 2024 se redujo a 1.855 euros, lo que representa una caída del 40%. Este primer cuatrimestre, los trabajadores no recibieron ningún incentivo, lo que ha llevado a la convocatoria de huelgas.
Roberto Voto, secretario general de la sección sindical de CCOO en MasterD, ha señalado que la eliminación del incentivo ha sido un «golpe de realidad» para la plantilla. La situación se ha vuelto insostenible, especialmente considerando que la mayoría de los empleados perciben salarios bajos. Las huelgas, que comenzaron el 6 de junio, han tenido un seguimiento moderado, con alrededor de 100 de los 300 empleados en Zaragoza participando en la primera jornada de paros.
### Reacciones y demandas de los trabajadores
La respuesta de la dirección de MasterD ha sido que la decisión de no pagar incentivos este trimestre se debe a que los resultados económicos no alcanzaron los umbrales establecidos. Sin embargo, los trabajadores argumentan que la empresa se asigna a sí misma los objetivos de beneficios, lo que genera desconfianza. CCOO ha denunciado que la comunicación sobre la reducción de incentivos llegó tarde, lo que impidió que los empleados pudieran planificar adecuadamente sus finanzas.
Los trabajadores han exigido una revisión del sistema de incentivos, proponiendo que se asigne un porcentaje de los beneficios a la plantilla. La dirección de MasterD ha respondido que están dispuestos a revisar los umbrales de los incentivos para el segundo cuatrimestre, pero los empleados siguen preocupados por la posibilidad de que la empresa busque reducir costos de manera más agresiva.
El temor a una posible venta de la empresa también ha aumentado entre los trabajadores. Muchos creen que KKR podría estar interesado en adelgazar los costos, lo que podría traducirse en recortes salariales y despidos. Este clima de incertidumbre se ha visto agravado por la controversia en torno a los intereses de KKR en Israel, lo que ha llevado a algunos artistas a rechazar actuar en festivales vinculados al fondo de inversión.
En medio de esta situación, los trabajadores de MasterD continúan organizándose y planeando futuras movilizaciones. La próxima convocatoria de huelga está programada para dentro de una semana, y los empleados esperan que la presión sobre la dirección de la empresa lleve a una negociación más justa en torno a los incentivos.
La lucha de los trabajadores de MasterD es un reflejo de un problema más amplio en el sector educativo y en muchas otras industrias, donde los beneficios de las empresas no siempre se traducen en mejoras para los empleados. A medida que la economía se recupera, es fundamental que las empresas reconozcan el valor de su fuerza laboral y busquen formas de compartir los beneficios de manera equitativa. La situación en MasterD es un claro ejemplo de cómo la falta de comunicación y la desconfianza pueden llevar a conflictos laborales, y resalta la importancia de un diálogo abierto entre la dirección y los empleados para evitar que estas tensiones escalen en el futuro.
