La reforma del despido en España se encuentra en el centro de un intenso debate entre el Gobierno y los sindicatos. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha convocado a los agentes sociales para discutir propuestas que busquen endurecer el procedimiento de despido y aumentar las indemnizaciones para los trabajadores afectados. Esta iniciativa surge en respuesta a las críticas del Comité Europeo de Derechos Sociales (CEDS), que ha señalado que la legislación actual no cumple con los estándares de la Carta Social Europea.
El objetivo del Ministerio de Trabajo es establecer indemnizaciones que actúen como un disuasivo para los empresarios y que, al mismo tiempo, reparen adecuadamente a los trabajadores despedidos. En este contexto, los sindicatos UGT y CCOO están preparando una propuesta que incluye varios ejes fundamentales, entre los que destaca el aumento del coste del despido improcedente.
Uno de los puntos más relevantes de la propuesta sindical es la recuperación de la indemnización de 45 días por año trabajado, con un tope de 42 mensualidades. Actualmente, el sistema establece 33 días con un límite de 24 mensualidades. Además, se plantea la recuperación de los salarios de tramitación, es decir, las cantidades que un trabajador deja de percibir desde la fecha de despido hasta que se notifica la sentencia que declara la improcedencia del mismo. Estos cambios buscan revertir las modificaciones introducidas por la reforma laboral de 2012, que, según los sindicatos, se implementaron sin la debida consulta a los agentes sociales.
Otro aspecto que se discute es la posibilidad de establecer una indemnización mínima por despido, garantizando que los trabajadores reciban una compensación que no sea inferior a un umbral determinado. Este concepto ya se aplica en otros países europeos, como Italia y Francia, donde existen indemnizaciones mínimas de seis y tres meses, respectivamente. La idea es que, independientemente de lo que determine el sistema de tasación, los trabajadores puedan recibir una cantidad mínima que les brinde una mayor seguridad económica tras un despido.
Además, se están considerando baremos que permitan aumentar la indemnización en casos excepcionales, donde un juzgado reconozca que la cantidad tasada no compensa adecuadamente el daño sufrido por el trabajador. Esto permitiría que los empleados puedan alegar daños mayores y recibir compensaciones adicionales si se demuestra judicialmente.
Un aspecto innovador que se plantea es la revisión de la prerrogativa que actualmente otorga a los empresarios la decisión de readmitir a un trabajador o pagar la indemnización tras un despido improcedente. La propuesta de los sindicatos sugiere que el trabajador también debería tener la opción de elegir entre recuperar su puesto o recibir la indemnización correspondiente. Esta medida busca equilibrar el poder entre empleadores y empleados en el proceso de despido.
Sin embargo, los sindicatos reconocen que, incluso si se llegara a un acuerdo que se acerque a sus reivindicaciones, la efectividad de estas reformas dependería de la agilidad del sistema judicial en la resolución de casos de despido. En algunas regiones de España, los fallos pueden tardar hasta dos años, lo que pone en entredicho el principio de tutela judicial efectiva.
Por su parte, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) se opone a estas propuestas, defendiendo el sistema actual de indemnizaciones tasadas. La patronal argumenta que un endurecimiento de las condiciones de despido podría generar rigidez en el mercado laboral, lo que podría resultar contraproducente, especialmente en momentos de desaceleración económica. La presidenta de Cepyme, Ángela de Miguel, ha señalado que un aumento en los costes de despido podría llevar a las empresas a cerrar, afectando especialmente a las pequeñas y medianas empresas.
El debate sobre la reforma del despido en España está lejos de resolverse. Con la mesa de negociación ya constituida, se espera que las propuestas de los sindicatos y la respuesta del Gobierno continúen evolucionando en los próximos días. La situación actual refleja la complejidad de equilibrar los derechos de los trabajadores con las necesidades de las empresas en un entorno económico cambiante.