Pablo Urdangarin, el hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ha estado en el centro de atención mediática no solo por su linaje, sino también por su carrera en el balonmano. En una reciente entrevista en TVE, el joven deportista compartió detalles sobre su vida, su carrera y la influencia que su padre ha tenido en su desarrollo personal y profesional. Actualmente, Pablo juega para el Fraiking BM Granollers, donde lleva el número 77, un dorsal que tiene un significado especial para él, ya que está vinculado a su padre, quien también fue un destacado deportista.
Durante la entrevista, Pablo expresó que el número 77 es una forma de honrar a su padre, quien llevó el número 7 en su carrera. Aunque prefiere no hablar demasiado sobre su progenitor, reconoce que ser comparado con él es un cumplido. «Que me comparen con mi padre significa que algo estoy haciendo bien», afirmó, añadiendo que se considera una versión más ágil de su padre en el deporte. Esta conexión con su padre no solo se limita al ámbito deportivo; Pablo también destacó el apoyo emocional que recibe de Iñaki, especialmente en momentos de presión.
El joven deportista reveló que su padre le ayuda más en aspectos mentales que en cuestiones técnicas relacionadas con el balonmano. «Siempre le llamo antes de los partidos», confesó, lo que demuestra la cercanía que mantiene con su padre a pesar de la presión mediática que ambos enfrentan. Iñaki Urdangarin ha sido visto en numerosas ocasiones en las gradas apoyando a su hijo, lo que refuerza la idea de que la familia juega un papel crucial en la vida de Pablo.
La presión mediática es un tema recurrente en la vida de Pablo, quien ha tenido que aprender a manejar la atención que su apellido conlleva. En la entrevista, mencionó que a veces es complicado salir con amigos cuando hay prensa presente, pero ha encontrado formas de lidiar con ello. «Si quiero quedar con amigos y está la prensa, pues lo bloqueo y me olvido de ello», comentó, mostrando una actitud madura ante la situación. A pesar de la atención constante, Pablo ha mantenido una actitud amable y educada con los medios, lo que contrasta con las reacciones más hostiles de algunos de sus primos.
En el ámbito deportivo, Pablo se siente integrado en su equipo, donde sus compañeros lo tratan como a uno más. «Soy un tío normal que caigo bien, que pueden decirme cualquier cosa», explicó, lo que sugiere que ha logrado establecer relaciones sólidas y amistosas en el vestuario. Esta cercanía con sus compañeros es fundamental para su desarrollo como atleta y como persona, ya que le permite disfrutar del deporte sin la carga adicional de su fama familiar.
La carrera de Pablo Urdangarin en el balonmano es un reflejo de su dedicación y esfuerzo, pero también de la influencia de su familia. A medida que avanza en su trayectoria, es evidente que el apoyo de su padre y su capacidad para manejar la presión mediática serán factores clave en su éxito. La combinación de su talento deportivo y su enfoque mental podría llevarlo a alcanzar grandes logros en el futuro, mientras continúa navegando por el complejo mundo de ser un miembro de la realeza en el ojo público.