El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha tomado una decisión controvertida al nombrar al general David Zini como nuevo jefe del Shin Bet, la agencia de inteligencia nacional de Israel. Este nombramiento se produce en un contexto de tensiones legales, ya que la fiscal general, Gali Baharav-Miara, había advertido que el proceso de selección estaba «viciado» desde el cese del anterior director, Ronen Ber, quien fue destituido por discrepancias con el primer ministro.
El anuncio del nombramiento de Zini se realizó el jueves por la noche, justo un día después de que Netanyahu admitiera haber permitido el desvío de fondos de Catar a Hamás, con el objetivo de dividir a los palestinos. Esta operación, que se aprobó en 2018, ha sido objeto de críticas y controversias, especialmente tras una investigación del propio Shin Bet que reveló la situación. Netanyahu justificó el despido de Ber alegando «falta de confianza», aunque el Tribunal Supremo de Israel dictó que su cese fue «ilegal» y que actuó en un conflicto de intereses.
La decisión de Netanyahu de seguir adelante con el nombramiento de Zini ha generado un nuevo debate en el país. El líder de la oposición, Yair Lapid, ha instado al nuevo jefe de inteligencia a no aceptar su designación hasta que la Corte Suprema se pronuncie sobre el asunto. Además, la ONG Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel ha anunciado que presentará una nueva petición ante el tribunal para cuestionar la legalidad del nombramiento.
Zini, quien ha tenido una carrera militar destacada, ha ocupado varios puestos operativos y de mando en las Fuerzas de Defensa de Israel. Su experiencia incluye haber combatido en la unidad de élite Sayeret Matkal y haber fundado una brigada de comandos. La oficina del primer ministro ha destacado su capacidad, mencionando que Zini redactó un informe en marzo de 2023 que alertaba sobre las vulnerabilidades del ejército israelí ante una posible «incursión sorpresa» desde la Franja de Gaza.
El nombramiento de Zini no solo ha suscitado críticas desde la oposición, sino que también ha sido objeto de atención internacional, especialmente en un momento en que Israel enfrenta una crisis diplomática con la Unión Europea y críticas por el bloqueo de la ayuda humanitaria en Gaza. La situación se complica aún más por las tensiones internas en el gobierno de Netanyahu, que ya ha lidiado con varias crisis relacionadas con la gestión de la seguridad y la política exterior.
La controversia en torno al nombramiento de Zini refleja un clima de desconfianza y polarización en la política israelí. La oposición y diversas organizaciones han expresado su preocupación por la falta de transparencia y la posible influencia de intereses personales en las decisiones del primer ministro. La situación se vuelve más delicada a medida que se acercan las elecciones y la presión sobre el gobierno aumenta.
En medio de este panorama, Netanyahu continúa desafiando las advertencias legales y políticas, reafirmando su control sobre las instituciones de seguridad del país. La designación de Zini podría tener implicaciones significativas para la política de seguridad de Israel y su enfoque hacia la situación en Gaza y la relación con los palestinos.
La comunidad internacional observa con atención los desarrollos en Israel, ya que el nombramiento de Zini podría influir en la dinámica de la región y en las relaciones de Israel con sus aliados. A medida que se desarrollan los acontecimientos, la incertidumbre sobre el futuro de la política de seguridad israelí y su impacto en la paz en la región sigue siendo un tema candente.