La crisis humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles alarmantes, lo que ha llevado al ejército israelí a implementar un plan de ayuda que incluye lanzamientos aéreos de suministros y la apertura de nuevas rutas terrestres. Este esfuerzo se produce en un contexto de creciente presión internacional para aliviar el sufrimiento de la población gazatí, que enfrenta una grave escasez de alimentos y medicinas.
Desde el pasado sábado, los camiones con ayuda humanitaria han comenzado a cruzar la frontera hacia Gaza a través del paso de Kerem Shalom. Estos convoyes transportan alimentos básicos como arroz, azúcar y comida enlatada, vitales para una población que sufre de desnutrición. Sin embargo, aún no se ha confirmado si estos envíos incluyen combustible, esencial para el funcionamiento de generadores en cocinas comunitarias y hospitales.
La situación se ha vuelto más crítica, ya que el ejército israelí ha anunciado que establecerá «pausas humanitarias» de diez horas diarias en tres zonas específicas de Gaza: Gaza City, Deir al Balah y Al Mawasi. Estas pausas están diseñadas para facilitar la distribución de alimentos y otros suministros a más de 1,5 millones de civiles que se encuentran en condiciones precarias. Sin embargo, el inicio de estas pausas ha estado marcado por la violencia, con informes de al menos siete muertes por disparos del ejército israelí mientras las personas esperaban la llegada de ayuda.
La presión internacional ha sido un factor clave en la decisión del Gobierno israelí de permitir la entrada de ayuda humanitaria. Aproximadamente cuarenta países han instado a Israel a actuar para detener la catástrofe humanitaria en Gaza, y tanto la ONU como la Unión Europea han denunciado la situación crítica que enfrenta la población. En solo cuatro días, más de un centenar de muertes por inanición han sido reportadas, lo que ha llevado a la ONU a calificar la situación como «horrorosa».
Las pausas humanitarias, que se llevarán a cabo entre las 10:00 y las 20:00 horas, han sido anunciadas como medidas muy restringidas. Sin embargo, algunos analistas sugieren que podrían ser el preludio de un alto el fuego más amplio, aunque las perspectivas de una tregua son mínimas, especialmente tras el reciente estancamiento en las negociaciones entre Estados Unidos e Israel.
El ejército israelí ha comenzado a realizar lanzamientos aéreos de suministros básicos, una medida que ha sido recibida con escepticismo por parte de la ONU, que considera que estas acciones son insuficientes para abordar la magnitud de la crisis. La ONU ha solicitado la autorización para que entren de inmediato 6,000 camiones con suministros, argumentando que la situación en Gaza se encuentra al borde de una hecatombe.
La situación de los niños en Gaza es particularmente alarmante. El Ministerio de Salud gazatí ha advertido que más de 100,000 niños, incluidos 40,000 bebés, corren el riesgo de morir en cuestión de días debido a la desnutrición. Ante esta crisis, el Reino Unido ha ofrecido su apoyo, anunciando que sus aviones están listos para participar en la entrega de ayuda humanitaria y, si es necesario, evacuar a los más pequeños para recibir atención médica.
A pesar de los esfuerzos por aliviar la situación, el conflicto sigue intensificándose. Hamás ha reactivado órdenes de asesinar a rehenes en caso de un acercamiento de las fuerzas israelíes, lo que refleja la creciente tensión y la falta de perspectivas de paz. La organización ha implementado nuevas medidas de seguridad para proteger a los rehenes, temiendo que las fuerzas israelíes puedan estar preparando una operación de rescate.
El anuncio de la ayuda humanitaria y las pausas en el combate se producen en un contexto de creciente desesperación y sufrimiento en Gaza. A medida que la comunidad internacional observa, la situación sigue siendo crítica, y las medidas adoptadas hasta ahora parecen ser solo un paliativo ante una crisis que requiere una solución política y humanitaria más profunda.