El amanecer en Sevilla se tiñó de emoción y fervor el pasado 18 de octubre de 2025, cuando miles de devotos se congregaron en la parroquia de Jesús Obrero para despedir a la Virgen de la Esperanza de Triana. Este evento, que marca el regreso de la imagen a su barrio, se convirtió en un momento de profunda conexión entre la comunidad y su patrona, dejando una huella imborrable en los corazones de los asistentes. La jornada comenzó con el canto de los vencejos, pero pronto se transformó en un torrente de sentimientos al ver a la Virgen salir del templo, un acto que simboliza no solo la devoción religiosa, sino también la lucha y la esperanza de un barrio que enfrenta desafíos significativos.
La salida de la Esperanza fue un espectáculo conmovedor. A las ocho de la mañana, el cortejo se puso en marcha, y la Virgen realizó una maniobra complicada para salir del Polígono Sur. Este barrio, conocido por ser uno de los más desfavorecidos de España, se llenó de vida y color mientras los vecinos se alineaban en las calles para rendir homenaje a su patrona. La priostía de la corporación se encargó de calzar los zancos de las andas, y al son de la Banda de las Cigarreras, la Esperanza comenzó su recorrido hacia el Hospital Virgen del Rocío, un lugar emblemático que también forma parte de la historia de la comunidad.
### Un Recorrido de Emoción y Tradición
El trayecto de la Virgen estuvo marcado por la emoción desbordante de los asistentes. Gritos de “¡Guapa, guapa!” resonaban en el aire, mientras que una vecina, con lágrimas en los ojos, clamaba: “¡No nos dejes!”. Estas palabras reflejan el profundo vínculo que existe entre la comunidad y la figura de la Esperanza, quien ha sido un símbolo de fortaleza y unidad en tiempos difíciles. A medida que la Virgen avanzaba por las calles del Polígono Sur, los devotos se unían en un canto colectivo, creando una atmósfera de celebración y recogimiento.
Las calles Bendición y Esperanza, junto con Rafael Pérez del Álamo, fueron testigos de este emotivo adiós. La música de la Banda de las Cigarreras acompañaba cada paso, marcando el ritmo de una despedida que, aunque llena de tristeza, también estaba impregnada de esperanza. La imagen de la Virgen atravesando el paso subterráneo de las vías del tren se convirtió en un símbolo de superación, un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, la comunidad siempre encontrará la manera de avanzar.
La Esperanza de Triana no solo es una figura religiosa; es un faro de esperanza para muchos en el Polígono Sur. Su presencia ha sido fundamental para desafiar los prejuicios que a menudo se asocian con este barrio. Durante años, la Virgen ha demostrado que hay mucha bondad y solidaridad entre sus habitantes, quienes se unen en momentos de necesidad y celebración. Este evento no solo fue una despedida, sino también una reafirmación de la identidad y la resiliencia de una comunidad que se niega a ser definida por sus circunstancias.
### La Esperanza como Símbolo de Unidad
La figura de la Esperanza de Triana ha trascendido su papel religioso para convertirse en un símbolo de unidad y orgullo para los habitantes del Polígono Sur. En un contexto donde la pobreza y la marginación son realidades cotidianas, la Virgen representa la lucha por un futuro mejor. Su regreso a Triana no es solo un acto de fe, sino también un recordatorio de que la comunidad puede superar cualquier obstáculo cuando se une en torno a un propósito común.
El recorrido de la Virgen también incluyó paradas en lugares significativos, como el Hospital Virgen del Rocío, donde muchos devotos se detuvieron para ofrecer oraciones por la salud de los enfermos y el personal sanitario. Este gesto resalta la importancia de la Virgen no solo como figura religiosa, sino también como un símbolo de esperanza en momentos de crisis. La comunidad se unió en un acto de solidaridad, mostrando que la fe puede ser un poderoso motor de cambio y apoyo mutuo.
La despedida de la Esperanza de Triana fue un evento que reunió a personas de todas las edades y trasfondos, creando un sentido de pertenencia y comunidad. La imagen de la Virgen, rodeada de flores y vítores, se convirtió en un símbolo de amor y devoción que resonará en la memoria colectiva de los asistentes. Este acto de fe no solo celebró la tradición, sino que también reafirmó la importancia de la comunidad en la vida de cada uno de sus miembros.
La Esperanza de Triana ha enseñado a muchos que, a pesar de las adversidades, siempre hay espacio para la esperanza y la solidaridad. En un mundo donde a menudo se ignoran las luchas de los más desfavorecidos, la Virgen se erige como un recordatorio de que la bondad y la compasión pueden prevalecer. Su regreso a Triana es un nuevo capítulo en una historia de amor y devoción que continuará inspirando a generaciones futuras.
La jornada culminó con la imagen de la Virgen alejándose, dejando atrás un rastro de lágrimas y sonrisas, de despedidas y promesas de regreso. La Esperanza de Triana no solo se lleva consigo las oraciones de sus devotos, sino también un mensaje claro: la fe y la comunidad son fuerzas poderosas que pueden transformar vidas y realidades. Así, el Polígono Sur se despidió de su patrona, pero con la certeza de que su legado de esperanza y unidad perdurará en el tiempo.