La apatía y la falta de motivación son síntomas comunes en pacientes con cáncer avanzado, y recientemente se ha descubierto que estos problemas no solo son el resultado del desgaste emocional, sino que también tienen una base biológica. Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis han identificado cómo la inflamación provocada por el cáncer puede afectar el cerebro y alterar el comportamiento motivacional.
En un estudio publicado en la revista Science, los científicos encontraron una conexión directa entre la inflamación relacionada con el cáncer y la apatía que experimentan muchos pacientes. Al investigar ratones con caquexia, una condición que causa pérdida de peso y atrofia muscular en pacientes oncológicos, los investigadores descubrieron una vía cerebral que detecta la inflamación y suprime la liberación de dopamina, un neurotransmisor esencial para la motivación. Esta supresión de dopamina resulta en una disminución del impulso y la motivación, lo que lleva a la apatía.
El doctor Adam Kepecs, autor principal del estudio, destacó la importancia de estos hallazgos, señalando que se ha identificado un mecanismo cerebral que vincula la inflamación con la apatía en el cáncer. Lo más sorprendente es que al bloquear esta vía, los investigadores pudieron restablecer la motivación en los ratones, incluso cuando el cáncer y la pérdida de peso continuaban. Esto sugiere que la apatía podría ser tratada de manera independiente de la enfermedad en sí.
La caquexia afecta aproximadamente al 70% de los pacientes con cáncer avanzado, y sus síntomas incluyen no solo el deterioro físico, sino también una fatiga severa y una falta de motivación que impacta negativamente en la calidad de vida. Para investigar si estos síntomas psicológicos son meros efectos secundarios del deterioro físico o si tienen raíces biológicas, el equipo de investigación utilizó un modelo murino de caquexia bien validado. Se centraron en los síntomas conductuales, que no habían sido explorados previamente, y mapearon las regiones cerebrales implicadas.
Los investigadores identificaron que una estructura en el tronco encefálico, que regula funciones vitales como la respiración y la frecuencia cardíaca, actúa como un sensor de señales inflamatorias en el torrente sanguíneo. En particular, se enfocaron en la interleucina-6 (IL-6), una molécula cuyos niveles se elevan en la caquexia por cáncer. Cuando los niveles de IL-6 aumentan, las neuronas en esta región del tronco encefálico envían señales que suprimen la liberación de dopamina en el núcleo accumbens, una parte del cerebro crucial para la motivación y la recompensa. Esta disminución de dopamina reduce la motivación de los ratones para participar en actividades.
Para comprobar si interferir con esta respuesta podría tratar la apatía, los investigadores probaron dos enfoques: aumentar los niveles de dopamina y bloquear las neuronas que detectan la inflamación en el tronco encefálico. Ambos métodos lograron eliminar o reducir la apatía en los ratones. El doctor Marco Pignatelli, profesor adjunto de psiquiatría en WashU Medicine, subrayó que la recuperación de la motivación se observó incluso en etapas avanzadas de la enfermedad, lo que sugiere que es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes al actuar sobre este circuito cerebral.
Estos descubrimientos abren nuevas posibilidades para el tratamiento de la apatía en pacientes con cáncer, sugiriendo que se pueden desarrollar intervenciones que mejoren la motivación y, por ende, la calidad de vida de quienes enfrentan esta dura enfermedad. La investigación continúa, y los científicos esperan que estos hallazgos puedan traducirse en terapias efectivas que ayuden a los pacientes a recuperar su impulso y motivación, incluso en las etapas más avanzadas de su enfermedad.