El cierre programado de las centrales nucleares en España podría tener consecuencias significativas en el ámbito económico y social del país. Un informe reciente del Centro de Análisis de la Sostenibilidad del Modelo Económico de la Fundación Civismo destaca que esta decisión podría elevar el precio de la electricidad en un 36% y provocar la pérdida de aproximadamente 28.500 empleos.
El informe subraya que la eliminación de las centrales nucleares no solo afectaría el costo de la energía, sino que también incrementaría la dependencia del país de combustibles fósiles importados, lo que podría resultar en un aumento de las emisiones de CO2. Según el estudio, si el cierre se hubiera llevado a cabo en 2024, el precio medio de la electricidad habría aumentado considerablemente, ya que tecnologías más costosas, como los ciclos combinados que dependen del gas natural, dominarían el mercado mayorista.
La operación de las cinco centrales nucleares activas en España se traduce en un ahorro de aproximadamente 8.000 millones de euros anuales para los consumidores. La opinión pública también refleja una fuerte oposición a esta medida; una encuesta reciente indica que el 67,8% de los españoles se opone al cierre si esto implica un aumento en la factura de la luz, una preocupación que se mantiene incluso entre votantes de izquierda.
Además de los impactos económicos, el informe menciona que el cierre de las centrales nucleares afectaría a unos 28.500 empleos, muchos de los cuales son altamente cualificados y se encuentran en áreas rurales donde las oportunidades laborales son limitadas. Se estima que se perderían alrededor de 4.000 empleos en Almaraz y 10.000 en Cataluña, lo que representa un golpe significativo para estas comunidades.
El desmantelamiento de las centrales nucleares también conllevaría una pérdida de capital humano y conocimiento técnico acumulado durante más de cincuenta años. Este aspecto es crucial en un momento en que el sector nuclear está experimentando un renacimiento a nivel internacional. Además, se anticipa que el cierre resultaría en una reducción de la recaudación fiscal, con pérdidas estimadas de más de 1.000 millones de euros anuales para el Estado. Esto incluye más de 800 millones de euros por la tasa a los residuos radiactivos y el impuesto al combustible gastado.
Las comunidades autónomas que albergan estas instalaciones, como Cataluña, Extremadura y la Comunidad Valenciana, también se verían afectadas, con pérdidas de ingresos por tasas ecológicas que ascienden a 120, 80 y 15 millones de euros anuales, respectivamente. Localidades como Almaraz dependen en gran medida de los ingresos fiscales generados por las centrales nucleares, que representan casi el 48% de su presupuesto municipal.
El informe también critica la carga fiscal que soporta la energía nuclear en España, que supera el 40% de los costos operativos totales. Esta carga incluye impuestos específicos que han aumentado más del 70% en la última década, lo que pone en riesgo la viabilidad de la energía nuclear en el país. A pesar de su rentabilidad técnica, la energía nuclear enfrenta una competencia desleal frente a otras tecnologías que reciben subsidios y primas a la generación.
La energía nuclear es la segunda fuente de electricidad libre de emisiones más importante a nivel mundial, solo detrás de la energía hidráulica. Los expertos advierten que cerrar las nucleares en España podría llevar a un aumento de las emisiones de CO2, alejando al país de sus compromisos climáticos internacionales. Se menciona el caso de Alemania, que tras cerrar sus reactores, se ha convertido en uno de los países más emisores de Europa, mientras que naciones con un alto porcentaje de energía nuclear, como Francia, Suecia y Finlandia, presentan menores emisiones de CO2 por kilovatio-hora generado.
El informe también destaca que el cierre de las centrales nucleares reduciría la autonomía del sistema eléctrico español, que ya se considera una «isla energética» con escasas interconexiones con el resto de Europa. En este contexto, las tecnologías que garantizan una generación continua son fundamentales. La energía nuclear, con un factor de disponibilidad cercano al 90%, es clave para asegurar el suministro eléctrico.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima propone sustituir la energía nuclear por ciclos combinados, lo que aumentaría la dependencia de combustibles fósiles importados, más costosos y contaminantes. Esto contrasta con la tendencia en Europa, donde países como Francia refuerzan su interdependencia nuclear, mientras que otros, incluso aquellos históricamente reacios, como Alemania o Italia, reconsideran su postura sobre la energía nuclear.