La economía estadounidense ha estado en el centro de atención en los últimos años, especialmente bajo la administración de Donald Trump. Sin embargo, recientes informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sugieren que las políticas implementadas durante su mandato podrían estar teniendo un efecto adverso en el crecimiento económico del país. A medida que se analizan las proyecciones de crecimiento y los desafíos económicos, se hace evidente que la situación es más compleja de lo que parece.
**Desaceleración del Crecimiento Económico en EE.UU.**
Según el informe de la OCDE, se prevé que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos disminuya de un 2,8% en 2024 a un 1,8% en 2025, y luego a un 1,5% en 2026. Esta tendencia a la baja es alarmante, especialmente si se compara con el crecimiento observado durante el último año de la presidencia de Joe Biden. La combinación de un crecimiento más lento y un aumento en la inflación, que se espera que suba del 2,5% en 2024 al 3% en 2026, plantea serias preocupaciones sobre la salud económica del país.
Uno de los factores que contribuyen a esta desaceleración es el aumento de los aranceles, que han alcanzado niveles históricos. La OCDE señala que las tarifas aplicadas a los bienes importados en EE.UU. han llegado al 19,5%, el nivel más alto desde la década de 1930. Este proteccionismo, aunque inicialmente pudo haber beneficiado a ciertos sectores, está comenzando a mostrar sus efectos negativos en la economía en general. La resiliencia que ha mostrado la economía estadounidense hasta ahora se ha visto impulsada por un boom tecnológico, especialmente en el sector de la inteligencia artificial, que ha atraído flujos de capital significativos. Sin embargo, este crecimiento también conlleva riesgos, como la posibilidad de una burbuja en los mercados de activos.
**El Futuro de la Economía Española**
En contraste con la situación en EE.UU., la OCDE ha elevado sus proyecciones de crecimiento para España. Se espera que el PIB español crezca un 2,6% en 2025, lo que lo coloca como uno de los líderes en crecimiento entre las economías avanzadas. Este crecimiento se apoya en tres pilares fundamentales: el consumo, el turismo y la inmigración. El ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha destacado que el dinamismo del consumo y la inversión seguirán siendo motores clave para la economía española, lo que sugiere un panorama más optimista en comparación con la incertidumbre que enfrenta EE.UU.
A pesar de las proyecciones positivas, también existen desafíos que España debe enfrentar. La OCDE ha señalado la importancia de mantener una disciplina fiscal para gestionar la deuda, que podría convertirse en un problema si se producen choques económicos en Europa o en otras partes del mundo. La baja productividad también se menciona como una debilidad que necesita ser abordada para asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo.
El contraste entre las economías de EE.UU. y España resalta cómo diferentes políticas y contextos pueden influir en el crecimiento económico. Mientras que EE.UU. enfrenta una desaceleración y un aumento de la inflación, España parece estar en una trayectoria de crecimiento, impulsada por factores internos y una gestión económica más favorable. A medida que el mundo se enfrenta a desafíos económicos globales, la capacidad de cada país para adaptarse y prosperar será crucial para su futuro económico.