La guerra comercial entre Estados Unidos y otras potencias económicas ha generado un clima de incertidumbre que afecta a la economía global, y España no es la excepción. Recientemente, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, presentó proyecciones que indican que el impacto de esta guerra podría ser menor de lo que se temía inicialmente, con un golpe estimado de menos de un punto porcentual en el crecimiento del PIB español en los próximos tres años. Este artículo explora las implicaciones de estas proyecciones y cómo la economía española se está adaptando a un entorno comercial cambiante.
### Proyecciones de Crecimiento y Factores de Riesgo
Escrivá, en una conferencia sobre «riesgos globales», destacó que el daño acumulado al PIB español podría ser de solo dos o tres décimas por año hasta 2028. Este impacto se atribuye más a la incertidumbre financiera y a los efectos colaterales de la guerra comercial que a los aranceles directos sobre las exportaciones españolas. En este contexto, se espera que Estados Unidos, como principal impulsor de la guerra comercial, sufra un daño más significativo, con una reducción de cerca de dos puntos porcentuales en su PIB.
Las proyecciones de Escrivá se basan en un escenario donde se impone un arancel global del 10% a las exportaciones hacia Estados Unidos, excluyendo el sector energético. Este escenario plantea que las economías con las que Estados Unidos tiene un déficit comercial, como la Unión Europea y China, enfrentarían aranceles aún más altos, lo que podría afectar la competitividad de sus exportaciones.
Sin embargo, la incertidumbre en torno a las políticas comerciales de la administración estadounidense, liderada por Donald Trump, genera un ambiente volátil que complica la planificación económica. Las empresas exportadoras se encuentran en una situación precaria, ya que las fluctuaciones en los mercados financieros y los cambios en los costos de financiación pueden influir en sus decisiones de inversión y comercio internacional.
### Resiliencia de la Economía Española
A pesar de los desafíos, el Gobierno español ha decidido mantener su proyección de crecimiento del 2,6% para 2025. Esta decisión se basa en la fortaleza del consumo privado y la creación de empleo, que han contribuido a un aumento en el poder adquisitivo de las familias. La moderación de la inflación y la reducción de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) también han jugado un papel crucial en este contexto.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, defendió que el dinamismo de la economía española permite sostener estas proyecciones, incluso en medio de la incertidumbre global y la desaceleración de los principales socios comerciales. A pesar de que la guerra comercial podría restar una décima al crecimiento, el aumento en el consumo privado y la inversión empresarial compensan en parte este efecto negativo.
Además, el Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó un crecimiento del PIB del 0,6% en el primer trimestre de 2025, impulsado principalmente por el consumo interno. Este crecimiento interanual del 2,8% demuestra la resiliencia de la economía española frente a los desafíos externos, aunque el sector exterior ha restado cuatro décimas a este avance.
La situación actual también sugiere que la eurozona podría beneficiarse de la guerra comercial, ya que los aranceles impuestos a las importaciones chinas podrían aumentar la competitividad de los productos europeos en el mercado estadounidense. Según Isabel Schnabel, representante del BCE, los productos europeos, especialmente aquellos que son difíciles de sustituir, podrían mantener su demanda a pesar de los aranceles.
En resumen, aunque la guerra comercial plantea riesgos significativos para la economía española, las proyecciones actuales sugieren que el país podría navegar por estos desafíos con un crecimiento moderado. La combinación de un consumo interno robusto y la adaptación a un entorno comercial cambiante podría permitir a España mantener su posición entre las principales economías desarrolladas.