En un discurso reciente, Naim Qasem, líder de Hezbolá, reafirmó la postura de la organización proiraní de no rendirse ante Israel, a pesar de la creciente presión internacional. Este mensaje fue emitido en un contexto delicado, justo antes de la llegada del enviado de Estados Unidos, Tom Barrack, a Líbano, quien trae consigo un plan que busca el desarme de todos los grupos armados en el país. Qasem dejó claro que Hezbolá no tiene intención de capitular ni de entregar sus armas, desafiando así las sugerencias de suavizar sus posiciones.
La propuesta del enviado estadounidense ha sido respaldada por el presidente libanés, Joseph Aoun, quien ha enfatizado que solo el ejército nacional debe tener el control del armamento en el país. Sin embargo, Qasem subrayó que antes de considerar cualquier desarme, Israel debe cumplir con ciertas condiciones, como la retirada de los territorios ocupados y la liberación de prisioneros libaneses. Solo después de que se aborden estos temas, Hezbolá estaría dispuesta a discutir su estrategia de defensa y la seguridad nacional de Líbano.
Este discurso se produjo en el marco de la celebración del Día del Ashura, una fecha significativa en el calendario chií, lo que añade un contexto simbólico a sus palabras. Qasem enfatizó que no hay lugar para la rendición y que la organización está compuesta por hombres de combate, dispuestos a defender su posición.
La situación en la región ha sido tensa, especialmente después de que Israel intensificara su ofensiva contra Hezbolá en los últimos meses. La organización ha sufrido varios reveses, incluido el asesinato de su anterior líder, Hasán Nasrala, en un ataque israelí en septiembre. Este evento marcó un punto de inflexión para Hezbolá, que ha estado lidiando con las consecuencias de la pérdida de su figura carismática.
A pesar de la presión externa y de los desafíos internos, Qasem se mostró firme en su postura. La organización ha mantenido una frágil tregua con Israel, que ha estado marcada por incidentes y acusaciones mutuas de violaciones. Qasem insistió en que la responsabilidad de mantener la paz recae en Israel, y que cualquier avance hacia el desarme debe venir después de que se resuelvan las cuestiones de ocupación y agresión.
El enviado de EE.UU. ha fijado un plazo hasta noviembre para que Hezbolá considere el desarme, pero la respuesta de Qasem sugiere que la organización no está dispuesta a ceder ante esta presión. La retórica de resistencia y combate resuena fuertemente en el discurso de Qasem, quien heredó el liderazgo de Hezbolá en un momento crítico para la organización.
La situación en Líbano es compleja y está marcada por la influencia de actores externos, como Irán y Estados Unidos, así como por las dinámicas internas del país. Hezbolá, que ha sido un aliado clave de Hamás en la región, continúa siendo un actor importante en la política y la seguridad de Líbano, a pesar de los desafíos que enfrenta.
En resumen, el discurso de Qasem refleja la determinación de Hezbolá de mantenerse firme en su posición frente a Israel y la presión internacional. La organización parece estar dispuesta a resistir y luchar por sus intereses, a pesar de las adversidades que enfrenta en el actual panorama geopolítico.