El reciente encuentro de la Comunidad Política Europea en Tirana, Albania, ha puesto de manifiesto la creciente frustración de los líderes europeos ante la falta de avances en las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia. La reunión, que reunió a 47 líderes del continente, se centró en la necesidad de endurecer la postura hacia el Kremlin tras el desplante de Vladímir Putin, quien envió a una representación menor a las conversaciones en Estambul. Este hecho ha llevado a una reafirmación del apoyo a Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, y a un compromiso renovado de imponer nuevas sanciones a Rusia.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue clara al afirmar que Putin ha demostrado su falta de interés en la paz, lo que obliga a la Unión Europea a aumentar la presión sobre Moscú. Entre las medidas propuestas se encuentra el veto a los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que han sido objeto de controversia desde su inutilización en septiembre de 2022. Von der Leyen destacó que la UE debe incrementar la presión hasta que Rusia esté dispuesta a sentarse a negociar.
Zelenski, por su parte, aprovechó la plataforma para exigir una respuesta contundente de sus aliados ante lo que calificó como un «teatro» por parte de Moscú en las conversaciones de paz. El líder ucraniano enfatizó que su país está dispuesto a dar pasos hacia una paz real, pero que Rusia no está cumpliendo con su parte. En este sentido, el presidente francés, Emmanuel Macron, coincidió en que la situación actual es una batalla que afecta a toda Europa, no solo a Ucrania.
El primer ministro británico, Keir Starmer, también hizo hincapié en la necesidad de una unidad absoluta entre los aliados para estar preparados para cumplir con un ultimátum si Putin no se sienta a negociar. Este enfoque se alinea con el compromiso del Reino Unido de aumentar su gasto militar al 2,5% del PIB para 2027, un tema que será central en la próxima cumbre de la OTAN.
La situación se complica aún más con las acusaciones de sabotaje que algunos medios han dirigido hacia el Kremlin, las cuales han sido descalificadas por Putin como «idiotas». En este contexto, la UE está preparando un nuevo paquete de sanciones que incluirá la identificación de nuevos buques de la flota fantasma rusa y la imposición de restricciones a individuos y empresas vinculadas a la industria militar y la desinformación.
Las sanciones impuestas hasta ahora han tenido un impacto significativo en la economía rusa, elevando la inflación y los tipos de interés, según von der Leyen. La política alemana subrayó que el encuentro en Tirana es una muestra de la unidad europea y de la cooperación para defender la soberanía de Ucrania. En este sentido, el canciller alemán, Friedrich Merz, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, coincidieron en que Occidente debe adoptar medidas conjuntas contra Moscú.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, también ha presionado a los países miembros, incluyendo a España, para que aumenten su gasto en defensa. Rutte afirmó que el presupuesto de defensa español alcanzará el 5% del PIB, un objetivo que se espera que se discuta en la cumbre de la OTAN en La Haya.
El clima de tensión y la falta de avances en las negociaciones de paz han llevado a los líderes europeos a adoptar un enfoque más agresivo hacia Rusia. La presión internacional sobre el Kremlin está en aumento, y los líderes europeos están decididos a mantener la unidad y la cooperación en su respuesta a la agresión rusa. A medida que se acercan nuevas rondas de sanciones y se intensifican los esfuerzos diplomáticos, el futuro de las relaciones entre Europa y Rusia sigue siendo incierto, pero la determinación de los líderes europeos es clara: no se tolerará la falta de compromiso por parte de Moscú.