Israel ha intensificado su ofensiva militar en Teherán, llevando a cabo un ataque devastador que ha resultado en la muerte de al menos 60 personas, entre ellas 20 niños. Este ataque, que se produjo en un edificio residencial, forma parte de una serie de bombardeos que el ejército israelí ha ejecutado con el objetivo de debilitar las defensas de la capital iraní y allanar el camino para futuras incursiones. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha calificado a los ciudadanos de Teherán como «rehenes» del régimen de los ayatolás, advirtiendo que la ciudad «arderá» si continúan los ataques con misiles hacia Israel.
La situación en Teherán es crítica, con informes de múltiples bombardeos que han dejado un rastro de destrucción. La emisora nacional ha confirmado que uno de los ataques nocturnos ha impactado en un complejo habitado por empleados del Ministerio de Defensa, lo que ha generado una gran preocupación por la seguridad de los civiles. Además, la ofensiva ha alcanzado otras ciudades como Isfahan, donde se han atacado instalaciones militares y nucleares.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha manifestado su intención de desmantelar el régimen de los ayatolás, mientras que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, el teniente general Eyal Zamir, ha declarado que «el camino a Teherán está allanado». Esta estrategia se asemeja a la utilizada en Líbano, donde Israel busca socavar la capacidad de respuesta antiaérea de su enemigo antes de llevar a cabo ataques aéreos masivos.
En respuesta a los ataques israelíes, Irán ha lanzado hasta cinco rondas de misiles hacia Israel, causando la muerte de tres personas y dejando a más de 150 heridas, principalmente en áreas residenciales alrededor de Tel Aviv. Este es el mayor número de víctimas israelíes en un ataque directo por parte de Irán, lo que ha llevado a funcionarios del gobierno israelí a afirmar que no hay marcha atrás en el conflicto, ya que el régimen iraní ha cruzado una «línea roja».
El ataque del viernes por la noche, que resultó en 70 muertes y la eliminación de altos mandos militares iraníes, ha dejado a Irán en una posición vulnerable. Las fuerzas aéreas israelíes han continuado sus operaciones nocturnas, debilitando aún más las defensas iraníes y atacando objetivos estratégicos como el aeropuerto de Mehrabad, donde se han visto llamas visibles.
Mientras tanto, Jordania y Líbano han abierto su espacio aéreo, aunque existe la posibilidad de que se vean obligados a cerrarlo debido a la escalada de ataques. Irán ha declarado que esta guerra será prolongada y dolorosa para los agresores, advirtiendo a Estados Unidos, Francia y el Reino Unido sobre posibles represalias si continúan apoyando a Israel.
Un aspecto crucial en el desarrollo del conflicto es la capacidad de Irán para cumplir con sus amenazas de represalias. Se había planeado un contragolpe masivo que consistía en disparar mil misiles simultáneamente, pero la ofensiva israelí ha destruido gran parte de las plataformas de lanzamiento y la logística necesaria para llevar a cabo tal operación. Como resultado, la respuesta iraní se ha limitado a unos 200 misiles en varias oleadas.
La conmoción en Israel es palpable, con imágenes de destrucción en ciudades como Rishon Lezion y Ramat Gan, donde los residentes han tenido que refugiarse en múltiples ocasiones durante la alerta antiaérea. Los hospitales están desbordados con heridos, y las unidades de emergencia han estado trabajando incansablemente para atender a los afectados.
En medio de esta crisis, el futuro inmediato es incierto. Irán ha rechazado una reunión prevista con representantes estadounidenses en el contexto de las negociaciones sobre el acuerdo nuclear, lo que complica aún más la situación. En Estados Unidos, el debate sobre cómo manejar la crisis se intensifica, con sectores que apoyan los ataques a Irán y otros que advierten sobre las consecuencias de un nuevo conflicto internacional.
La situación es especialmente complicada para Ali Jamenei, el Líder Supremo de Irán, quien enfrenta la difícil decisión de cómo responder a la ofensiva israelí. Con sus defensas debilitadas y una cúpula militar en crisis, Jamenei debe sopesar el riesgo de una sublevación popular frente a la presión militar externa. La sorpresa que ha causado la ofensiva israelí ha dejado a Irán en un estado de alerta, y los servicios de seguridad iraníes están investigando cómo la inteligencia israelí logró infiltrarse en su estructura militar y llevar a cabo un ataque tan devastador.