La situación en Oriente Medio se ha vuelto aún más tensa tras una serie de ataques aéreos israelíes en la región de Nabatieh, al sur del Líbano, que han dejado un saldo trágico de 106 muertos en Gaza en un solo día. A pesar de un alto el fuego firmado en noviembre, Israel ha continuado con su ofensiva, ignorando las advertencias internacionales y amenazando con un enfoque militar más agresivo hacia Irán si este no cesa su apoyo a los hutíes de Yemen.
Desde el 7 de octubre de 2023, cuando el grupo islamista Hamás lanzó ataques contra Israel, la situación en la Franja de Gaza ha sido devastadora. Las autoridades locales han informado que el número de muertos ha alcanzado los 52,750, con más de 119,000 heridos. En este contexto, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha declarado que el ejército está preparado para una «gran entrada en Gaza», con el objetivo de recuperar a los rehenes y desmantelar el régimen de Hamás.
La reciente ofensiva en el sur de Líbano se ha justificado por el ejército israelí como un ataque dirigido a la infraestructura de Hezbolá, la milicia chií que opera en la región. Según fuentes militares, el ataque se centró en «terroristas y accesos a túneles» utilizados por Hezbolá, que Israel considera una violación del acuerdo de tregua firmado en noviembre. Este acuerdo estipulaba que las tropas israelíes se retirarían del sur de Líbano y que Hezbolá abandonaría la zona fronteriza, pero la realidad en el terreno muestra que ambas partes siguen presentes.
La tensión no se limita a la frontera con Líbano. En el mar Rojo, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha reafirmado el derecho de su país a defenderse de los ataques de los hutíes de Yemen, que han afectado el tráfico marítimo en la región. A pesar de un alto el fuego negociado por el presidente de EE. UU., Donald Trump, Israel ha mantenido su postura firme, advirtiendo a Irán que enfrentará las mismas consecuencias que Hamás y Hezbolá si no detiene las agresiones.
Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza se deteriora rápidamente. La falta de suministros debido al bloqueo israelí ha llevado al cierre de decenas de cocinas comunitarias, lo que se traduce en la pérdida de entre 400,000 y 500,000 comidas gratuitas al día. Amjad al-Shawa, director de la Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas, ha denunciado que «hoy en Gaza todos tienen hambre» y ha instado a la comunidad internacional a actuar para salvar a la población.
En Jerusalén Este, el Ejército israelí ha llevado a cabo el desalojo y cierre de tres colegios de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), lo que pone en riesgo la educación de 800 menores. Esta acción se enmarca en una serie de medidas que han sido criticadas por la comunidad internacional, que ve en ellas una violación de los derechos de los refugiados palestinos.
La escalada de violencia en la región plantea serias preocupaciones sobre la estabilidad futura de Oriente Medio. La comunidad internacional observa con atención los movimientos de Israel, así como las respuestas de los grupos armados en Gaza y Líbano. La mediación de Estados Unidos, que incluye un viaje del presidente Trump a Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Catar, podría ser crucial para evitar un mayor conflicto, aunque las perspectivas son inciertas.
En este contexto de violencia y sufrimiento, la población civil se encuentra atrapada en medio de un conflicto que parece no tener fin. Las cifras de muertos y heridos continúan aumentando, y la comunidad internacional enfrenta el desafío de encontrar una solución duradera que aborde las raíces del conflicto y garantice la seguridad y los derechos de todos los involucrados.