En los últimos años, el consumo de bebidas alcohólicas en España ha experimentado un notable descenso, especialmente en lo que respecta a la cerveza y las bebidas espirituosas. Este fenómeno se ha visto influenciado por diversos factores económicos, siendo la inflación uno de los principales actores en esta tendencia. A medida que los precios de estas bebidas han aumentado, los hábitos de consumo de los españoles han comenzado a cambiar, lo que ha llevado a una caída en las ventas y a un cambio en las preferencias de los consumidores.
**La Inflación y su Efecto en el Consumo**
El año 2024 cerró con un descenso en el consumo de cerveza y bebidas espirituosas en España, con una caída del 3,7% en el volumen de ventas de estas últimas. Según los fabricantes, este descenso se atribuye principalmente a la subida de precios provocada por la inflación. El director de Espirituosos España, Bosco Torremocha, ha señalado que, aunque los consumidores siguen siendo leales a sus marcas favoritas, la situación económica actual ha llevado a una adaptación en sus hábitos de consumo.
La industria de bebidas alcohólicas de alta graduación logró comercializar 180 millones de litros en 2024, lo que representa una disminución de siete millones de litros en comparación con el año anterior. A pesar de esta caída, el valor del mercado se ha mantenido en 7.200 millones de euros, lo que indica que, aunque se consume menos, los consumidores están dispuestos a pagar más por productos de mayor calidad. Este fenómeno, conocido como «premiurización», refleja una tendencia hacia un consumo más selectivo y de calidad, donde los consumidores prefieren disfrutar de menos momentos de consumo, pero con una experiencia más enriquecedora.
El turismo también juega un papel crucial en el consumo de bebidas alcohólicas en España. Con más de 80 millones de turistas que visitan el país cada año, la hostelería se convierte en un sector vital para la industria de bebidas. Sin embargo, la incertidumbre económica y la guerra arancelaria han generado preocupación entre los fabricantes, quienes temen que estas condiciones adversas puedan afectar aún más sus ventas.
**Tendencias en el Consumo de Cerveza**
La cerveza, una de las bebidas más consumidas en España, también ha visto un descenso en sus ventas. En 2024, las ventas de cerveza cayeron un 0,2%, alcanzando los 38,6 millones de hectolitros, lo que marca dos años consecutivos de descensos. Este fenómeno no se había observado desde la crisis financiera de 2008. La contención económica, la inflación y un contexto internacional volátil son factores que han contribuido a esta caída, según el informe ‘Socioeconómico del Sector de la Cerveza en España 2024’, elaborado por la patronal Cerveceros de España.
El director general de Cerveceros de España, Jacobo Olalla, ha expresado su preocupación por esta tendencia, especialmente en el último trimestre del año, donde se ha notado una caída significativa en la zona centro de la Península. Además, el consumo per cápita de cerveza ha disminuido un 4,9%, situándose en 52,8 litros por persona, lo que refleja una mayor planificación y moderación en el consumo por parte de las familias.
A pesar de estos descensos, dos tercios de los españoles afirman consumir cerveza, con una media de tres cañas semanales, en un entorno social y distendido. Sin embargo, las ventas en el sector de la hostelería se han reducido en un 2%, mientras que las del canal de alimentación han aumentado un 1%, lo que sugiere un cambio en los hábitos de consumo, donde los españoles prefieren disfrutar de sus bebidas en casa en lugar de en bares y restaurantes.
El futuro del consumo de bebidas alcohólicas en España parece incierto, marcado por la inflación y la necesidad de reactivar el consumo. Los fabricantes están buscando soluciones para adaptarse a esta nueva realidad, y el diálogo con partidos políticos y la administración se ha vuelto crucial para encontrar un camino hacia la estabilidad en el mercado. La industria espera que las negociaciones sobre aranceles y otras medidas económicas puedan aliviar la presión sobre los precios y, en consecuencia, sobre el consumo. En este contexto, es fundamental que los consumidores y productores encuentren un equilibrio que permita disfrutar de las bebidas alcohólicas sin comprometer su economía.