La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha presentado un nuevo enfoque para abordar la creciente preocupación por la falta de trabajadores en España. Este enfoque se centra en la jubilación reversible, una medida que busca incentivar a los jubilados a reincorporarse al mercado laboral, al tiempo que se les permite recibir una parte de su pensión. La idea es que, en un contexto donde la población activa está disminuyendo, esta modalidad de jubilación pueda ofrecer una solución viable.
La Seguridad Social ha proyectado que, en los próximos cinco años, el 1,8% de las jubilaciones anuales serán de personas que regresan al trabajo. Esto se traduce en aproximadamente 6,000 jubilados que podrían volver a trabajar a tiempo parcial, entre un 40% y un 80% de la jornada laboral. Esta estrategia se enmarca dentro de un conjunto de reformas que buscan elevar la edad efectiva de jubilación y adaptarse a las nuevas realidades demográficas del país.
Uno de los aspectos más destacados de la propuesta es el endurecimiento de los requisitos para acceder a la jubilación reversible. La jornada parcial exigida pasará de un rango del 25% al 75% a uno del 40% al 80%. A cambio, los jubilados recibirán un incremento en su pensión que oscilará entre el 10% y el 20%, dependiendo de las horas trabajadas. Además, por primera vez, los trabajadores autónomos también podrán beneficiarse de esta modalidad.
Sin embargo, tanto el Gobierno como los agentes sociales son cautelosos respecto a las expectativas de esta medida. No se espera que la jubilación reversible tenga un impacto significativo en el mercado laboral ni que genere un ahorro considerable para la Seguridad Social. A pesar de esto, el Ministerio de Seguridad Social ha indicado que, a medida que los jubilados trabajen más horas, se podría generar un ahorro que varía entre 185.8 millones y 285.3 millones de euros, dependiendo de la jornada parcial que realicen.
Un estudio reciente de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha revelado que las personas de entre 55 y 69 años tienen la capacidad de trabajar más años sin que su salud se vea comprometida. En comparación con las generaciones anteriores, los hombres podrían trabajar hasta ocho años más y las mujeres hasta seis. Este hallazgo es crucial, ya que sugiere que las políticas de jubilación deben adaptarse a las capacidades actuales de la población mayor.
La necesidad de un sistema de jubilación más flexible y gradual ha sido subrayada por expertos, quienes argumentan que permitir a los jubilados combinar trabajo y pensión podría ser una solución efectiva para mitigar el impacto del envejecimiento de la población en el sistema de pensiones. Este enfoque no solo beneficiaría a los jubilados, sino que también podría aliviar la presión sobre las arcas públicas.
El Gobierno ha enfatizado que la jubilación reversible es solo una parte de un conjunto más amplio de reformas destinadas a mejorar la sostenibilidad del sistema de pensiones. La OCDE ha advertido que, para el año 2060, la población en edad de trabajar en España podría reducirse en un 30%, lo que plantea un desafío significativo para el futuro del empleo y las pensiones en el país.
En este contexto, la jubilación reversible se presenta como una herramienta que podría ayudar a mantener a los trabajadores mayores en el mercado laboral, aprovechando su experiencia y habilidades. Sin embargo, la implementación de esta medida requerirá un seguimiento cuidadoso y una evaluación continua para determinar su efectividad y su impacto en la economía y la sociedad en general.
El debate sobre la jubilación reversible y otras reformas relacionadas con la pensión es crucial en un momento en que la demografía y el mercado laboral están en constante cambio. La capacidad de adaptarse a estas nuevas realidades será fundamental para garantizar la viabilidad del sistema de pensiones en el futuro.