El absentismo laboral en España ha alcanzado cifras alarmantes, con un 7,4% de la población activa faltando a su puesto de trabajo en el cuarto trimestre de 2024. Este dato, que representa un incremento respecto al año anterior, pone de manifiesto un problema que se ha arraigado en el mercado laboral español desde la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19. La tasa de absentismo ha superado los niveles alcanzados durante los momentos más críticos de la crisis, lo que plantea serias preocupaciones sobre la salud del tejido productivo del país.
Desde 2018, cuando la tasa de absentismo rondaba el 5%, el fenómeno ha ido en aumento, consolidándose en cifras récord. En el último informe trimestral sobre absentismo y siniestralidad laboral de The Adecco Group Institute, se destaca que el número de horas no trabajadas equivale a que 1,25 millones de trabajadores no hubieran acudido a su puesto en ningún día del trimestre. Esta cifra representa un 6% más que en el trimestre anterior y un 7,1% más que en el mismo periodo de 2023.
Los expertos atribuyen este aumento a una combinación de factores. Entre ellos, se encuentran el envejecimiento de la población, el incremento de dolencias relacionadas con la salud mental y la falta de eficiencia en la gestión de bajas laborales por parte de la Seguridad Social. Este fenómeno se ha convertido en un lastre para las empresas, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que carecen de los recursos necesarios para gestionar el impacto del absentismo.
El coste directo del absentismo laboral para las empresas españolas fue de 13.961 millones de euros en 2024, un 14% más que el año anterior y casi el triple que en 2015. Este aumento no solo afecta al sector privado, sino que también genera un agujero significativo en las arcas públicas, que en 2024 superó los 15.000 millones de euros.
La mayor parte del absentismo se debe a bajas por incapacidad temporal, que representan el 5,8% del total. Aunque la siniestralidad laboral se ha mantenido estable, la tasa de absentismo sigue siendo un problema generalizado en España, con diferencias significativas entre comunidades autónomas. Asturias lidera el ranking con una tasa de absentismo del 9,5%, seguida del País Vasco y Aragón, ambas con un 8,4%. En contraste, Madrid y Andalucía presentan las tasas más bajas, con un 6,9%.
El impacto del absentismo también varía según el sector de actividad. La industria es la más afectada, con una tasa de absentismo del 8,1%, seguida de los servicios con un 7,3% y la construcción con un 6,3%. Las actividades sanitarias y las relacionadas con apuestas y juegos de azar son las que presentan las tasas más altas, alcanzando un 11,5%. Por el contrario, las actividades jurídicas y de contabilidad tienen las tasas más bajas, con un 3,5%.
Este panorama plantea un desafío significativo para las empresas y el mercado laboral en general. La combinación de un alto absentismo y la falta de recursos para gestionar las bajas laborales puede comprometer la competitividad de las empresas, especialmente de las pymes, que son el motor de la economía española. La situación exige una atención urgente y la implementación de políticas efectivas que aborden las causas del absentismo y busquen soluciones sostenibles para mejorar la salud laboral y la productividad en el país.