En los últimos años, el panorama financiero en España ha experimentado cambios significativos, especialmente en lo que respecta a las comisiones bancarias. Un reciente estudio de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) ha revelado que el costo promedio de mantener una cuenta corriente no bonificada ha aumentado a 160 euros en 2025, lo que representa un incremento del 6% en comparación con el año anterior. Este artículo se adentra en los detalles de este fenómeno, analizando las causas y las implicaciones para los consumidores.
**Incremento de Comisiones: Un Análisis por Entidades**
El informe de Asufin destaca que varias entidades bancarias han incrementado sus comisiones de manera notable. Por ejemplo, Cajamar ha visto un aumento drástico en el costo de mantener una cuenta corriente no bonificada, que ha pasado de 120 euros a 240 euros en solo un año. Este tipo de incrementos no son aislados; cinco bancos, incluyendo Banco Santander, CaixaBank, Banco Sabadell y Deutsche Bank, ahora cobran la misma cantidad: 240 euros. Esta tendencia hacia el alza en las comisiones es alarmante, especialmente para los consumidores que ya enfrentan dificultades económicas.
Además, Asufin ha señalado que la creciente exigencia de requisitos para evitar el pago de estas comisiones es motivo de preocupación. Algunos bancos, como Deutsche Bank, requieren que los clientes mantengan nóminas de hasta 2.000 euros o contraten fondos de inversión para evitar las comisiones. Esto crea una barrera adicional para aquellos que no pueden cumplir con estos requisitos, lo que agrava la situación de los usuarios más vulnerables.
Por otro lado, Bankinter se presenta como una excepción en este panorama, ofreciendo cuentas corrientes sin costo alguno. Esta estrategia podría atraer a clientes que buscan alternativas más económicas en un mercado cada vez más competitivo.
**Comisiones en Otros Servicios Financieros**
Aunque el aumento de las comisiones por mantenimiento de cuentas corrientes es preocupante, el estudio de Asufin también revela que hay áreas donde las comisiones han disminuido. Por ejemplo, las comisiones de mantenimiento de tarjetas de débito han bajado de una media de 25,91 euros a 21,91 euros en 2026. Asimismo, las tarifas por transferencias, tanto ordinarias como inmediatas, han visto una reducción significativa, con un precio medio que ha caído a 1,16 euros, en comparación con los 2,13 euros anteriores.
Este cambio en las comisiones podría ser un intento de los bancos de atraer a más clientes a través de servicios complementarios, a pesar de que el costo de mantener una cuenta corriente sigue siendo elevado. Sin embargo, la reducción de comisiones en algunos servicios no compensa el impacto negativo que el aumento en las comisiones de mantenimiento tiene sobre los consumidores.
**Impacto en los Consumidores y el Mercado**
El aumento de las comisiones bancarias tiene un impacto directo en la economía de los consumidores. Para muchos, el costo de mantener una cuenta corriente puede parecer un gasto menor, pero cuando se suma a otros gastos mensuales, puede convertirse en una carga significativa. Esto es especialmente cierto para aquellos que ya están lidiando con la inflación y el aumento del costo de vida.
Además, este fenómeno puede llevar a una mayor desconfianza hacia las instituciones financieras. Los consumidores pueden sentirse frustrados al ver que, a pesar de la reducción de comisiones en algunos servicios, el costo de mantener una cuenta corriente sigue aumentando. Esta desconfianza podría llevar a una menor utilización de servicios bancarios tradicionales y un aumento en la búsqueda de alternativas, como las fintechs y las cuentas digitales que ofrecen condiciones más favorables.
En resumen, el aumento de las comisiones bancarias en España es un tema que merece atención. Mientras que algunas áreas han visto reducciones en costos, el incremento en las comisiones de mantenimiento de cuentas corrientes plantea serias preocupaciones para los consumidores. A medida que el mercado financiero continúa evolucionando, será crucial que los bancos encuentren un equilibrio entre la rentabilidad y la satisfacción del cliente, para evitar una mayor erosión de la confianza en el sistema financiero.