En una reciente operación, los Mossos d’Esquadra han logrado desmantelar una organización criminal que se hacía pasar por revisores de servicios públicos para estafar a personas mayores en el distrito de Gràcia, en Barcelona. Esta banda, que operaba con un modus operandi bien definido, ha sido responsable de la sustracción de aproximadamente 30.000 euros a sus víctimas, muchas de las cuales eran personas vulnerables, con movilidad reducida o deterioro cognitivo.
La policía catalana ha informado que hasta el momento se han detenido a dos hombres de 37 y 39 años, ambos con un amplio historial delictivo que incluye alrededor de veinte antecedentes, la mayoría relacionados con delitos similares. Estos individuos están acusados de estafa y hurto, aunque la investigación continúa abierta, lo que sugiere que podrían haber más arrestos en el futuro. Además, se ha detenido a una tercera persona que estaba vinculada a las extracciones de efectivo realizadas con tarjetas bancarias robadas.
La estrategia de los estafadores era bastante ingeniosa. Se presentaban en las casas de sus víctimas, generalmente en parejas compuestas por un hombre y una mujer, haciéndose pasar por trabajadores de empresas de gas, luz o agua. Alegaban que era necesario realizar revisiones técnicas o gestionar devoluciones por cobros indebidos. Una vez dentro de la vivienda, uno de los miembros del grupo distraía a la víctima, mientras el otro recorría la casa en busca de objetos de valor, dinero en efectivo o tarjetas bancarias.
En varias ocasiones, los delincuentes lograban obtener el número PIN de las tarjetas mediante engaños o presiones sutiles, lo que les permitía realizar extracciones fraudulentas en cajeros automáticos y compras en establecimientos. Además, se ganaban la confianza de las víctimas, llegando incluso a simular tener una relación amorosa para conseguir beneficios económicos.
La investigación se inició en agosto del año pasado, tras la detección de tres robos que presentaban un patrón similar. A partir de ahí, los Mossos comenzaron a seguir la pista del grupo, logrando identificar a los principales sospechosos, quienes actuaban de manera coordinada y con funciones claramente definidas. El hombre que acudía a los domicilios era, en la mayoría de los casos, el encargado de utilizar posteriormente las tarjetas robadas para retirar efectivo o realizar pagos.
Además de su modus operandi en persona, el grupo también utilizaba tácticas complementarias para aumentar su eficacia. En algunos casos, contactaban telefónicamente con las víctimas, haciéndose pasar por personal de atención al cliente de las compañías suministradoras, lo que les facilitaba el acceso a los domicilios. Esto demuestra un nivel de planificación y organización que hace que la operación de la banda sea aún más preocupante.
El balance provisional de la operación indica que se han estafado un total de 30.000 euros, aunque los investigadores no descartan que haya más víctimas que aún no han presentado denuncia o que no son conscientes de haber sido objeto de robo. La policía ha hecho un llamado a la comunidad para que se mantenga alerta y se informe a las personas mayores sobre este tipo de engaños, especialmente cuando se presentan desconocidos en sus domicilios sin cita previa o sin acreditación profesional.
La importancia de la prevención en estos casos es crucial, ya que las personas mayores son particularmente vulnerables a este tipo de estafas. La policía catalana continúa con la investigación, con el objetivo de esclarecer todos los hechos y determinar el grado de implicación de otras personas en la red criminal desmantelada. La colaboración de la comunidad y la educación sobre cómo identificar y prevenir estafas son herramientas esenciales para proteger a los más vulnerables de estos delitos.