Las elecciones que se celebrarán este domingo en Rumanía, Polonia y Portugal se presentan como un evento crucial para el futuro político de estos países y, por extensión, de la Unión Europea. Con un total de 66 millones de habitantes, que representan aproximadamente el 15% de la población de la UE, estos comicios se desarrollan en un contexto de creciente polarización y la amenaza del auge de partidos de extrema derecha.
En Rumanía, las elecciones son especialmente significativas, ya que podrían consagrar al populista George Simion, quien ha liderado las encuestas con un 41% de apoyo en la primera vuelta. Sin embargo, su ventaja se ha visto reducida por el matemático proeuropeo Nicușor Dan, alcalde de Bucarest, que ha logrado captar un 21% de los votos. Esta situación ha generado un clima de incertidumbre, donde la posibilidad de una sorpresa en las urnas es palpable.
Por otro lado, en Polonia, la contienda electoral se centra en el enfrentamiento entre el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, y el nacionalista Karol Nawrocki. Ambos candidatos están muy cerca en las encuestas, con un 33% y un 29% de intención de voto, respectivamente. La situación se complica aún más con la presencia de Slawomir Mentzen, un candidato de extrema derecha que, aunque se encuentra en tercera posición, está ganando terreno rápidamente.
En Portugal, el partido ultraderechista Chega busca consolidar su creciente influencia en un escenario donde la Alianza Democrática, actualmente en el poder, lidera los sondeos pero aún está lejos de alcanzar la mayoría absoluta. Chega, que ha cuadruplicado su representación en el Parlamento en las últimas elecciones, podría obtener un 17% de los votos, lo que les otorgaría un papel crucial en la formación del nuevo gobierno.
La inmigración ha emergido como uno de los temas más controvertidos en las campañas electorales de estos tres países. En Polonia y Rumanía, todos los partidos han adoptado una postura negativa hacia la inmigración, aunque la discusión se centra en el tratamiento de los refugiados ucranianos. Tanto Simion como Nawrocki han expresado su intención de revisar el apoyo al gobierno de Volodímir Zelenski, lo que podría tener repercusiones significativas en la política exterior de estos países.
En Portugal, el aumento del número de inmigrantes, que ha alcanzado los 1,5 millones, ha sido capitalizado por Chega, que ha utilizado este tema para atraer votantes preocupados por la situación migratoria. El actual primer ministro, Luís Montenegro, ha respondido endureciendo las leyes migratorias, siguiendo la tendencia de otros países europeos que buscan frenar el avance de la ultraderecha.
La inestabilidad política es otro factor común en estos tres países. Rumanía, por ejemplo, ha experimentado una serie de crisis políticas que han llevado a la anulación de elecciones previas debido a acusaciones de fraude. Esta situación ha permitido a Simion utilizar el miedo al fraude electoral como una herramienta para movilizar a sus seguidores.
En Polonia, la elección no solo se trata de elegir un nuevo presidente, sino también de cerrar la brecha entre el actual presidente conservador, Andrzej Duda, y el primer ministro liberal, Donald Tusk. La polarización política ha alcanzado niveles alarmantes, y el resultado de estas elecciones podría definir el rumbo del país en los próximos años.
Mientras tanto, en Portugal, la búsqueda de un gobierno estable se ha vuelto una prioridad, ya que el país ha estado sumido en la inestabilidad política durante tres años. La necesidad de un ejecutivo sólido es evidente, y las elecciones de este domingo podrían ser decisivas para lograrlo.
Con un panorama electoral tan complejo y polarizado, la atención de la comunidad internacional se centra en estos tres países. Las decisiones que se tomen en las urnas no solo afectarán a sus ciudadanos, sino que también tendrán repercusiones en la política europea en su conjunto. La posibilidad de un auge de la extrema derecha en la UE es un tema que preocupa a muchos, y estos comicios podrían ser un indicador de hacia dónde se dirigen las democracias europeas en un contexto de creciente descontento social y crisis migratoria.