La economía española ha mostrado un crecimiento notable en los últimos años, pero enfrenta desafíos estructurales que requieren atención urgente. El Banco de España ha emitido un informe que destaca la necesidad de mejorar la calidad del marco regulatorio e institucional del país. A pesar de un crecimiento del 3,2% en 2024 y un avance del 0,6% en el primer trimestre de 2025, el gobernador de la institución, José Luis Escrivá, advierte sobre la importancia de abordar los retos internos que limitan el potencial de crecimiento.
Uno de los puntos críticos mencionados en el informe es la brecha de productividad entre España y el promedio de la zona euro. Aunque esta brecha se ha reducido en los últimos años, sigue siendo significativa. Además, la tasa de empleo en España es inferior a la de sus socios europeos, lo que complica el proceso de convergencia per cápita. Escrivá subraya que estos desafíos estructurales exigen una «agenda reformista ambiciosa» que fomente el crecimiento empresarial y mejore la calidad del marco regulatorio.
El informe también señala el deterioro de la calidad de las instituciones y la eficiencia de las Administraciones Públicas en España, lo que afecta la productividad a través de diversos canales. La inestabilidad institucional inhibe la inversión y frena la mejora de la productividad, lo que podría condicionar la capacidad de crecimiento de la economía en el futuro. En este contexto, el Banco de España insta al Gobierno a establecer una hoja de ruta más ambiciosa para la consolidación fiscal, algo que ha sido reclamado por la institución durante un tiempo.
La situación se complica aún más por la gestión de los presupuestos prorrogados desde 2023, lo que ha limitado la capacidad del Gobierno para implementar nuevas políticas fiscales. Las empresas han expresado su preocupación por el aumento de cargas y costes laborales, lo que afecta su actividad y la creación de empleo. La creciente presión fiscal, junto con la futura reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin rebaja salarial, añade más incertidumbre al panorama económico.
El Banco de España también ha abordado la cuestión de los aranceles impuestos por la Administración Trump, que han generado un entorno de incertidumbre económica. Aunque España presenta un riesgo relativamente contenido en términos de aranceles directos, la exposición indirecta a Estados Unidos es mayor debido a la integración de la economía española en las cadenas globales de valor. El informe destaca que el arancel medio efectivo en las exportaciones españolas a EE.UU. ha aumentado significativamente, lo que podría tener un impacto negativo en la economía.
A pesar de estos desafíos, el informe del Banco de España también menciona que lo peor de la crisis inflacionista parece haber quedado atrás. La desescalada de los precios continúa en un entorno de relajación de las condiciones financieras. Sin embargo, el Banco de España advierte que las perspectivas de crecimiento están sometidas a una extraordinaria incertidumbre, lo que podría llevar a una revisión a la baja de las estimaciones de crecimiento para 2025 y 2026.
En cuanto a la sostenibilidad del sistema público de pensiones, el informe indica que, a diferencia de años anteriores, no se considera un desafío inmediato. Las reformas implementadas hasta la fecha parecen ser suficientes para garantizar su futuro, aunque se reconoce que el gasto en pensiones seguirá siendo un tema de debate en los próximos años.
Finalmente, el Banco de España destaca la importancia de mantener una vigilancia constante sobre los riesgos macrofinancieros y la necesidad de una planificación cauta frente a posibles pérdidas inesperadas. A pesar de la mejora en la rentabilidad del sistema bancario español, la institución aconseja no bajar la guardia ante un entorno global incierto y complejo. La estabilidad financiera en Europa sigue siendo una preocupación, y cualquier cambio brusco en la percepción de los agentes económicos podría generar riesgos significativos para la economía española y europea.
