La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha señalado que Europa enfrenta una lucha constante en un mundo lleno de ambiciones y conflictos. En este contexto, la Unión Europea (UE) ha asignado a España 1.000 millones de euros del fondo de préstamos para reforzar el gasto en defensa, una medida que refleja la necesidad de adaptarse a un entorno global cambiante. Sin embargo, un aspecto crítico que ha surgido en el debate sobre la economía europea es la existencia de un ‘arancel oculto’ que frena el crecimiento del continente: las barreras burocráticas y regulatorias dentro del mercado único.
La UE ha estado buscando nuevos mercados para compensar la pérdida de ventas a Estados Unidos debido a los aranceles impuestos por la administración Trump. Sin embargo, von der Leyen ha destacado que eliminar las barreras internas en el mercado único podría resultar más beneficioso que buscar mercados externos. Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), las barreras burocráticas que persisten en la UE tienen un efecto equivalente a un arancel del 45% sobre las mercancías y del 110% sobre los servicios.
La economía española es particularmente vulnerable a estas barreras, dado que más del 60% de sus exportaciones se dirigen a otros países de la UE. Además, el crecimiento de las ventas de servicios profesionales, que son las más afectadas por la burocracia, subraya la urgencia de abordar este problema. La Comisión Europea estima que eliminar estas barreras podría duplicar los beneficios económicos obtenidos hasta ahora, generando entre 3 y 4 puntos de PIB en tres décadas y creando 3,6 millones de empleos.
En contraste, el impacto del arancel del 15% impuesto por Estados Unidos a las exportaciones comunitarias se estima en 86.000 millones de euros en términos de PIB. A esto se suman las inversiones y compras de productos energéticos comprometidas por la UE para satisfacer las demandas de Trump, lo que pone de relieve la complejidad de la situación económica actual.
El Gobierno español ha intentado minimizar la pérdida de PIB a un 0,15%, aunque algunos analistas sugieren que la cifra podría ser mayor debido a la disminución de las compras de otros exportadores comunitarios. La fragmentación del mercado único ha sido identificada como una de las principales recomendaciones para los países de la UE, según informes de ex primeros ministros italianos que han abordado los desequilibrios económicos.
Bruselas ha identificado lo que se conoce como los ‘terribles diez’, que son los obstáculos más significativos que dificultan la libre circulación de bienes y servicios. Estos incluyen la complejidad de la normativa comunitaria, la baja implicación de algunos Estados en la eliminación de barreras, y la disparidad en el reconocimiento de cualificaciones profesionales. Para abordar estas deficiencias, la Comisión Europea ha propuesto que cada país designe un ‘sherpa’ encargado de acelerar la aplicación de las normas pendientes y vincular los fondos europeos a la eliminación de barreras internas.
Además, se ha planteado la idea de introducir un pasaporte digital para mercancías, lo que podría simplificar el comercio dentro de la UE. La búsqueda de nuevos mercados es importante, pero la eliminación de las barreras internas podría ofrecer un camino más directo hacia el crecimiento económico.
El exceso de burocracia también ha sido un tema recurrente en el análisis de la economía española. Se estima que el coste del exceso de regulación representa un sobrecoste de 70.000 millones de euros, lo que equivale a un impuesto oculto que incrementa la carga fiscal en 4.410 euros por contribuyente al año. Esta hiperinflación de normas y leyes se ha convertido en un obstáculo competitivo para las empresas españolas, especialmente en un contexto donde otros gobiernos de la UE están implementando planes para reducir su carga burocrática.
La Comisión Europea ha tomado nota de estas preocupaciones y está promoviendo una simplificación normativa, instando a los gobiernos a priorizar la aplicación de directivas que reduzcan la burocracia. La necesidad de un enfoque más eficiente y menos burocrático es evidente, no solo para mejorar la competitividad de las empresas, sino también para facilitar el crecimiento económico en toda la región.