La Comisión Europea ha dado un paso significativo en su respuesta a la guerra comercial iniciada por Estados Unidos, presentando una nueva lista provisional de productos que podrían estar sujetos a aranceles. Esta medida, que afecta a importaciones valoradas en 95.000 millones de euros, se produce en un contexto de creciente tensión entre ambas potencias económicas. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha expresado la frustración de Bruselas ante la falta de avances en las negociaciones con Washington, que se han estancado a pesar de los esfuerzos diplomáticos.
### La Estrategia de Bruselas ante los Aranceles de EE.UU.
Desde que el presidente Donald Trump anunciara la imposición de aranceles sobre productos europeos, la paciencia de la Unión Europea ha comenzado a agotarse. A pesar de una tregua temporal que expira en julio, la UE sigue enfrentando aranceles del 25% sobre coches, acero y aluminio, así como un 10% sobre una amplia gama de productos. La Comisión Europea ha decidido que, si las negociaciones no logran un resultado favorable, se implementarán nuevas represalias.
La lista de productos que Bruselas ha propuesto incluye tanto bienes industriales como agrícolas. Entre los productos afectados se encuentran carne de vacuno, huevos, frutas secas, verduras, aceitunas, quesos, pescado y marisco congelado, así como componentes industriales como tractores, motores y neumáticos. Esta selección no es casual; la UE busca hacer un impacto tanto práctico como simbólico en la economía estadounidense, eligiendo productos que son significativos para los sectores afectados.
Von der Leyen ha subrayado el compromiso de la UE de buscar soluciones negociadas, afirmando que «creemos que pueden alcanzarse buenos acuerdos en beneficio de los consumidores y las empresas de ambos lados del Atlántico». Sin embargo, la falta de progreso en las conversaciones ha llevado a Bruselas a prepararse para una respuesta más contundente si es necesario.
### La Proporcionalidad en la Respuesta de la UE
La estrategia de la Comisión Europea se basa en la proporcionalidad. Aunque las medidas propuestas son significativas, son considerablemente inferiores al impacto que los aranceles impuestos por Trump han tenido en las exportaciones europeas, que se estiman en alrededor de 380.000 millones de euros. La UE ha optado por no incluir servicios en su lista de represalias, aunque fuentes comunitarias han indicado que esta opción sigue sobre la mesa.
El enfoque de Bruselas es evitar una escalada que podría resultar perjudicial para ambas partes. En lugar de responder «dólar por dólar», la Comisión busca una respuesta que sea sostenible a largo plazo. Esto es especialmente relevante dado que Estados Unidos ha mantenido la mayoría de los aranceles impuestos en los últimos meses, mientras que la UE ha pausado su respuesta.
Además, la Comisión ha decidido llevar a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), argumentando que los aranceles impuestos son ilegales. Este paso busca establecer un marco de negociación más formal, aunque la postura de Trump hacia las instituciones multilaterales complica este proceso.
La situación actual refleja una asimetría en las relaciones comerciales, donde la UE ha mostrado una mayor disposición a negociar, mientras que Estados Unidos continúa explorando nuevas áreas para imponer aranceles, incluyendo sectores como el farmacéutico y los semiconductores. Si estas investigaciones resultan en nuevos gravámenes, se estima que otros 170.000 millones de euros en exportaciones europeas podrían verse afectadas, lo que elevaría el total a un alarmante 549.000 millones de euros.
La Comisión Europea está evaluando cuidadosamente el impacto de estas medidas en los mercados comerciales y planea presentar un análisis detallado sobre los efectos de los aranceles en la economía europea a finales de este mes. En este contexto, la estrategia de Bruselas se centra en equilibrar la necesidad de proteger sus intereses comerciales con el deseo de mantener abiertas las líneas de comunicación con Washington, en un intento por evitar una guerra comercial a gran escala que podría tener repercusiones negativas para ambas economías.