Los agricultores franceses han vuelto a tomar las calles, esta vez con sus tractores, en una manifestación masiva que tuvo lugar el pasado viernes. La protesta, convocada por la Federación Nacional Francesa de Sindicatos Agrícolas (FNSEA), reunió a aproximadamente 3.000 campesinos en diversas ciudades del país, incluyendo Versailles, Estrasburgo y Paso de Calais. El motivo principal de esta movilización es la oposición al acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, así como a los aranceles impuestos por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. Los agricultores expresan su preocupación por la avalancha de importaciones que, según ellos, no cumplen con los estándares locales y amenazan su sustento.
La FNSEA ha estado organizando protestas durante los últimos dos años, pero los agricultores sienten que sus demandas no han sido escuchadas. Olivier Hardouin, presidente del sindicato, lamentó la falta de respuesta del gobierno y la ausencia de medidas concretas que alivien la carga fiscal que enfrenta el sector agrícola. «Llevamos dos años realizando fuertes protestas con mensajes contundentes, pero no hemos recibido señales positivas, ningún mensaje de nuestro presidente de la República. Nada avanza», afirmó Hardouin.
En el pasado, los agricultores ya habían bloqueado carreteras y autopistas en una serie de protestas que culminaron en un acampe de dos semanas. En ese momento, el primer ministro de Francia prometió mejoras para promover la soberanía alimentaria. Sin embargo, la caída de su gobierno y la continuación del acuerdo con Mercosur han dejado a muchos agricultores sintiéndose traicionados y sin opciones claras para el futuro.
### Un Acuerdo Controversial
El acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur ha sido objeto de intensas críticas. Aunque el presidente Emmanuel Macron ha expresado su oposición, el gobierno francés ha adoptado una postura más conciliadora en los últimos tiempos. Este acuerdo permitiría a la UE exportar más productos como automóviles, maquinaria y vino, mientras que importaría carne de vacuno, aves de corral, azúcar, miel y arroz desde los países del Mercosur. Los agricultores franceses argumentan que esto representa una competencia desleal, ya que los estándares de producción en esos países son significativamente más bajos en términos de salud y protección ambiental.
«No entendemos por qué se importa carne del otro lado del mundo, cuando los agricultores de vacuno franceses sufren por llegar a final de mes», expresó un agricultor durante la manifestación. A pesar de las afirmaciones de Bruselas de que estas importaciones no pondrán en riesgo la agricultura local, muchos en el sector creen que el acuerdo resultará en una desestabilización del mercado, caída de precios y un aumento de la competencia desleal.
La situación económica de los agricultores es crítica. Una joven agricultora presente en la manifestación compartió su experiencia: «Por tercer año consecutivo, he atravesado serias dificultades económicas. La producción sigue subiendo y los precios de venta bajan, pero aún tenemos que vender nuestros productos porque son perecederos. Estamos perdiendo dinero». Esta sensación de impotencia se ha convertido en un sentimiento común entre los agricultores, quienes acusan al gobierno de ser «hipócrita» por hablar de ecología mientras permite la importación de productos que no cumplen con los estándares ambientales.
La FNSEA ha anunciado que las protestas continuarán hasta que se escuchen las demandas de los agricultores. Se espera que el próximo 14 de octubre, los campesinos se dirijan a París con sus tractores para seguir presionando al gobierno. La situación actual refleja un conflicto más amplio entre la necesidad de proteger la agricultura local y los compromisos comerciales internacionales que pueden poner en riesgo la soberanía alimentaria de Francia. La lucha de los agricultores franceses es un claro ejemplo de cómo las políticas comerciales pueden tener un impacto directo en la vida de las personas y en la economía de un país.