El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) español del 0,6% en el primer trimestre de 2025. Este dato, aunque positivo, representa una desaceleración en comparación con el trimestre anterior, donde el crecimiento fue del 0,7%. La reducción en la tasa de crecimiento se atribuye principalmente a la ralentización del consumo y la inversión, factores clave en la economía nacional.
Los datos más recientes muestran que la demanda nacional, que incluye tanto el consumo como la inversión, ha sido el principal motor del crecimiento, aportando 0,5 puntos al avance trimestral. En contraste, la demanda externa, que abarca las exportaciones e importaciones, solo contribuyó con 0,1 puntos. Esto indica un cambio en la dinámica económica, donde el consumo interno cobra mayor relevancia en el crecimiento del PIB.
Durante este primer trimestre, el consumo de los hogares experimentó un crecimiento del 0,6%, lo que representa una disminución de tres décimas en comparación con el cuarto trimestre de 2024. Por otro lado, el gasto público mostró un descenso de cuatro décimas, a diferencia del aumento de una décima registrado en el trimestre anterior. La inversión también mostró signos de moderación, incrementándose solo un 0,9%, lo que supone una caída de dos puntos respecto al crecimiento del 2,9% del último trimestre de 2024.
En términos de inversión, se observó un aumento del 1,9% en la inversión en vivienda, lo que sugiere un interés continuo en el sector inmobiliario. Sin embargo, la inversión en maquinaria y bienes de equipo se desaceleró considerablemente, creciendo solo un 1,6% en comparación con el 7,6% del trimestre anterior. Esta tendencia podría ser un indicativo de la incertidumbre empresarial y la cautela en la inversión a largo plazo.
Analizando el crecimiento por sectores económicos, los servicios crecieron un 0,2%, lo que es inferior a los avances del 0,4% en construcción, del 1% en la industria y del 8,2% en agricultura. Este desempeño desigual entre sectores resalta la dependencia de la economía española en sectores específicos, como la agricultura, que ha mostrado un crecimiento robusto en comparación con otros sectores más estancados.
Las exportaciones de bienes y servicios también mostraron un crecimiento intertrimestral del 1,7%, lo que representa un aumento significativo en comparación con el 0,1% del trimestre anterior. Por el contrario, las importaciones crecieron un 1,6%, lo que sugiere un aumento en la demanda interna de productos extranjeros, posiblemente impulsado por el consumo de los hogares.
En términos interanuales, el crecimiento del PIB se moderó a un 2,8%, una caída de cinco décimas respecto al 3,3% del trimestre anterior. El consumo de los hogares, sin embargo, mostró un crecimiento interanual del 3,7%, lo que es una décima más que en el trimestre previo. El gasto público también aumentó, aunque a un ritmo más lento, con un crecimiento del 2,4%, que es 1,4 puntos inferior al del cuarto trimestre de 2024.
La inversión interanual avanzó un 3,3%, lo que representa una ligera desaceleración en comparación con el trimestre anterior. Las exportaciones y las importaciones también mostraron aumentos del 2,7% y del 4,4%, respectivamente, lo que indica un entorno comercial activo, aunque con un crecimiento más moderado que en trimestres anteriores.
A pesar de la desaceleración en el crecimiento, el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa ha destacado que España sigue manteniendo un «fuerte crecimiento» en el primer trimestre de 2025. Este crecimiento está respaldado por el consumo privado, la inversión en bienes de equipo y el repunte en la construcción. Además, se ha señalado que el crecimiento español supera al de otros países europeos, como Alemania y Francia, que han registrado incrementos más modestos en sus PIBs durante el mismo periodo.