En el primer trimestre de 2025, España cuenta con aproximadamente 46,358 puntos de recarga para coches eléctricos de acceso público, aunque un alarmante 22% de ellos, es decir, 13,172, se encuentran fuera de servicio. Esta situación ha llevado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a implementar un nuevo real decreto ley que establece un plazo máximo de 80 días para que las empresas eléctricas conecten estos puntos a la red de distribución eléctrica. Este cambio es significativo, ya que actualmente, la instalación de un punto de recarga puede tardar meses, pero los permisos necesarios para su funcionamiento pueden demorar entre uno y tres años, dependiendo de la tensión eléctrica y la ubicación del punto de recarga.
### Agilización de Conexiones Eléctricas
El nuevo decreto establece plazos específicos para la conexión de puntos de recarga. Las distribuidoras eléctricas tendrán solo 5 días para conectar un punto a la red si no se requiere ninguna ampliación de la infraestructura existente. Si se necesita ampliar la red, el plazo se extiende a 30 días. En casos más complejos, como la construcción de un centro de transformación, el tiempo máximo es de 80 días. Esta medida busca eliminar las barreras administrativas que han ralentizado el despliegue de la infraestructura de recarga en el país.
Además, cuando la extensión de la red es ejecutada por una empresa instaladora a cargo del solicitante, la distribuidora eléctrica debe revisar el proyecto en un plazo de 10 días hábiles. Si se requieren subsanaciones, la empresa tiene otros 10 días para corregirlas. Este proceso se repite una vez que se notifica a la distribuidora sobre la finalización de las obras, lo que puede acelerar significativamente la puesta en marcha de nuevos puntos de recarga.
### Desafíos en la Infraestructura de Carga
A pesar de estas nuevas regulaciones, el desarrollo de la infraestructura de recarga en España sigue enfrentando importantes desafíos. Según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), las dificultades administrativas son una de las principales barreras que han paralizado muchos proyectos. En comparación con otros países europeos, España se encuentra rezagada en el despliegue de puntos de recarga, con solo 70 puntos por cada 100,000 habitantes. Esto contrasta notablemente con los Países Bajos, que cuentan con 951 puntos por cada 100,000 habitantes, y Bélgica y Dinamarca, que tienen 569 y 539, respectivamente.
El objetivo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para 2023 es establecer entre 80,000 y 110,000 puntos de recarga, pero la realidad actual muestra que España está muy lejos de alcanzar estas metas. Para cumplir con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para 2030, se estima que se necesitarán alrededor de 500,000 puntos de recarga. La falta de infraestructura adecuada no solo limita la adopción de vehículos eléctricos, sino que también afecta la transición hacia un modelo de movilidad más sostenible.
La reciente normativa también exime a las infraestructuras eléctricas de las estaciones de recarga ultrarrápidas de ciertos regímenes de autorización, lo que podría facilitar su desarrollo. Sin embargo, la necesidad de evaluar el impacto ambiental de algunos proyectos sigue siendo un obstáculo que podría retrasar aún más la expansión de la red de recarga.
En resumen, aunque el nuevo real decreto ley representa un paso importante hacia la mejora de la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos en España, aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar los estándares europeos y cumplir con los objetivos de sostenibilidad establecidos. La colaboración entre el gobierno, las empresas eléctricas y los fabricantes de automóviles será crucial para superar los desafíos actuales y garantizar un futuro más limpio y eficiente en términos de movilidad.