Las autoridades alemanas han llevado a cabo una importante operación que resultó en la desarticulación de una célula neonazi conocida como ‘Última Ola Defensiva’ (LVW). Este grupo, compuesto mayoritariamente por adolescentes, fue detenido por la Fiscalía federal debido a sus planes de llevar a cabo atentados violentos contra personas y edificios, con el objetivo de desestabilizar el sistema democrático de Alemania.
La Fiscalía ha calificado a la LVW como una organización terrorista, destacando que sus miembros se consideran la última línea de defensa de la nación alemana. La intención del grupo era provocar el colapso del orden democrático mediante actos de violencia, especialmente dirigidos contra inmigrantes y opositores políticos. Entre las acciones planeadas se encontraban ataques incendiarios y explosivos contra viviendas de solicitantes de asilo y sedes de partidos políticos de izquierda, con el potencial de causar daños mortales.
La operación de desarticulación se llevó a cabo en varias regiones de Alemania, incluyendo Brandeburgo, Mecklemburgo-Antepomerania y Hesse, donde se realizaron redadas en 13 domicilios. Los cinco detenidos, cuyas edades oscilan entre los 15 y 18 años, son considerados miembros activos y peligrosos de la organización. Además, otros tres sospechosos en Sajonia y Turingia ya se encuentran en prisión preventiva.
La LVW ha estado activa en la captación de nuevos miembros a través de plataformas de redes sociales como Instagram, TikTok y Telegram, lo que refleja una tendencia preocupante en la radicalización juvenil en el país. Otros grupos neonazis similares han surgido, como ‘Joven y Fuerte’, ‘Tropa Perturbadora’ y ‘La Juventud Alemana en Primera Línea’, lo que indica una creciente polarización y actividad extremista entre los jóvenes alemanes.
Las autoridades han vinculado a la LVW con varios atentados previos. Uno de los incidentes más notorios ocurrió en octubre de 2024, cuando un ataque incendiario en el recinto cultural Kultberg, en Altdöbern, resultó en la destrucción casi total del edificio, con daños materiales que ascendieron a cientos de miles de euros. Dos jóvenes de 15 años ya habían sido arrestados en relación con este ataque.
Además, se les atribuye un ataque a un refugio de refugiados en Schmölln, Turingia, donde se vandalizó la fachada con símbolos de extrema derecha y se intentó provocar un incendio utilizando fuegos artificiales. Los dos sospechosos de este ataque, de 20 y 18 años, también están bajo custodia desde hace varios meses.
Otro plan de ataque que se ha frustrado involucraba un centro de refugiados en Senftenberg, Brandeburgo. En febrero, un hombre de 21 años fue detenido en Meißen, Sajonia, cuando las autoridades encontraron dos bombas de fabricación casera que se sospechaba estaban destinadas a ser utilizadas en un atentado contra el refugio. Esta detención se produjo gracias a la información proporcionada por un periodista que se había infiltrado en el grupo para investigar sus actividades.
La creciente actividad de grupos neonazis en Alemania ha suscitado preocupaciones sobre la polarización de la sociedad y el aumento de delitos de motivación política. La Fiscalía ha señalado que la violencia y el extremismo están en aumento, lo que plantea un desafío significativo para las autoridades y la sociedad en su conjunto. La desarticulación de la LVW es un paso importante en la lucha contra el extremismo violento, pero también resalta la necesidad de abordar las causas subyacentes de la radicalización entre los jóvenes.
La situación actual refleja un contexto más amplio en el que la extrema derecha está ganando terreno en varios países europeos, lo que exige una respuesta coordinada y efectiva por parte de los gobiernos y las comunidades para prevenir la violencia y promover la cohesión social.