La muerte del abogado Juan Carlos Díez Villarreal ha dejado una profunda huella en su familia y en la comunidad legal de Avilés. Su fallecimiento, ocurrido el 11 de abril, ha suscitado una serie de interrogantes sobre la atención médica que recibió en el Hospital Universitario San Agustín (HUSA), donde su familia denuncia una clara omisión de socorro. La historia de Juan Carlos es un recordatorio de la importancia de una atención médica adecuada y de la necesidad de escuchar a los pacientes y sus familiares.
### Un Proceso de Deterioro Ignorado
La familia de Juan Carlos ha compartido detalles desgarradores sobre su deterioro físico en el mes previo a su muerte. Según su hermana Alejandra, el abogado comenzó a experimentar una serie de síntomas preocupantes a partir del 16 de marzo. Caídas inexplicables, insomnio, alucinaciones nocturnas, espasmos musculares y dolores intensos en las piernas fueron solo algunos de los signos que indicaban que algo grave estaba sucediendo con su salud. A pesar de estos síntomas alarmantes, el primer médico que lo atendió en Urgencias no consideró necesario su ingreso, argumentando que «no había criterios de ingreso».
Alejandra recuerda cómo, tras la primera visita al hospital, su hermano fue dado de alta sin que se le realizara un examen exhaustivo. Un residente fue quien lo atendió, y según la familia, no se revisó adecuadamente su historia clínica. A pesar de la insistencia de Alejandra y su otra hermana, quienes llevaron a Juan Carlos en taxi debido a su estado crítico, el personal médico continuó administrándole analgésicos y opiáceos sin realizar un diagnóstico adecuado.
La situación se volvió insostenible. En varias ocasiones, Juan Carlos regresó a Urgencias, donde los médicos parecían «dar palos de ciego», según las palabras de su hermana. A pesar de recibir tratamientos que incluían Nolotil y Gabapentina, su condición solo empeoraba. En una de las visitas, Juan Carlos ya no podía caminar y presentaba un estado de confusión y debilidad extrema. La familia, desesperada, continuó insistiendo en que necesitaba ser ingresado para recibir la atención que requería.
### La Lamentable Negligencia Médica
Finalmente, tras múltiples visitas y una creciente preocupación por su salud, una médica logró que Juan Carlos fuera ingresado en el área de Traumatología. Sin embargo, su sintomatología no correspondía con un problema traumatológico, lo que llevó a la familia a cuestionar la capacidad del hospital para manejar su caso. A pesar de sus esfuerzos, Juan Carlos fue dado de alta nuevamente, dejando a su familia frustrada y preocupada por su bienestar.
El 11 de abril, tras una punción lumbar, la familia recibió la devastadora noticia de su fallecimiento. Alejandra, visiblemente afectada, expresó su indignación: «La desidia, negligencia e incompetencia de los profesionales de este hospital han acabado con la vida de mi hermano a los 66 años». La familia ha decidido recopilar toda la documentación necesaria para presentar una denuncia formal, ya que consideran que hubo una clara omisión del derecho de socorro.
La historia de Juan Carlos Díez Villarreal es un trágico recordatorio de que la atención médica debe ser prioritaria y que es fundamental escuchar a los pacientes y sus familias. La falta de diagnóstico y la negativa a ingresar a un paciente en estado crítico pueden tener consecuencias fatales. La comunidad de Avilés, así como el gremio legal, se une al lamento de la familia, esperando que esta situación sirva como un llamado a la reflexión sobre la calidad de la atención médica y la importancia de la empatía en el trato a los pacientes.
La familia de Juan Carlos no solo busca justicia para él, sino que también espera que su historia ayude a prevenir que otros pasen por experiencias similares. En un momento en que la atención médica es más crucial que nunca, es vital que se tomen medidas para garantizar que todos los pacientes reciban el cuidado que merecen, sin importar la gravedad de su situación. La historia de Juan Carlos es un testimonio de la lucha por la dignidad y el respeto en el ámbito de la salud, y su legado perdurará en la memoria de quienes lo conocieron y amaron.