La productividad total en España ha mostrado un crecimiento del 0,9% en el primer trimestre de 2025 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta cifra representa una ligera desaceleración respecto a la tasa del cuarto trimestre de 2024, que fue del 0,92%, y se sitúa 0,55 puntos por debajo de la media del año anterior, que alcanzó un 1,45%. Estos datos han sido revelados por el observatorio de productividad de la Fundación BBVA y el Ivie, que han analizado el comportamiento de la economía española en este inicio de año.
El informe destaca que, a pesar del crecimiento en la productividad total, la eficiencia productiva ha comenzado a perder intensidad desde mediados de 2024. Esto se debe a que, aunque las horas trabajadas han aumentado significativamente (un 2% anual) y la inversión ha crecido a un ritmo acelerado (4%), el impacto en la eficiencia productiva ha sido menor. En este contexto, se observa que la mejora de la eficiencia ya no es la principal fuente de crecimiento económico, siendo el incremento del empleo el motor que impulsa el crecimiento.
En términos de productividad por hora trabajada, se ha registrado un aumento del 1,03% en el primer trimestre, mientras que la productividad del capital ha crecido un 0,61%. Estos datos indican que, aunque la aportación de los factores productivos, como el capital y el trabajo, ha aumentado, la mejora en la eficiencia productiva se ha estancado.
Un análisis sectorial revela que el crecimiento de la productividad ha sido especialmente notable en el sector primario, donde se ha registrado un incremento del 3,5% interanual. Sin embargo, en el sector manufacturero, el crecimiento ha sido más modesto, alcanzando solo un 1%. En el ámbito de los servicios, la situación es heterogénea: mientras que sectores como el comercio, transporte y hostelería han visto un crecimiento por encima de la media (3,04%), otros como la información y las comunicaciones han experimentado una caída del 3,7%. Asimismo, las actividades financieras y de seguros han disminuido en un 2,6%.
Por otro lado, los sectores de la energía y la construcción han tenido un impacto negativo en la productividad, con descensos del 2,5% y del 1,1%, respectivamente. Este comportamiento sugiere que la recuperación y el crecimiento en estos sectores aún enfrentan desafíos significativos.
La moderación en la productividad también se refleja en las proyecciones económicas. Recientemente, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha rebajado su previsión de crecimiento para el año a un 2,3%, citando factores como los aranceles impuestos por la administración Trump como un elemento que podría afectar negativamente a la economía española.
En cuanto a la inflación, se ha moderado al 2,2% en abril, impulsada por la caída en los precios de la energía y las gasolinas. Este contexto inflacionario, junto con la desaceleración en la productividad, plantea un panorama complejo para la economía española en el corto y medio plazo.
En resumen, aunque la productividad total ha crecido en el primer trimestre de 2025, la tendencia de desaceleración y la pérdida de eficiencia productiva son señales que deben ser consideradas por los responsables de la política económica. La dependencia del crecimiento del empleo como motor de la economía podría ser insostenible si no se implementan medidas que fomenten la mejora de la eficiencia y la competitividad en los distintos sectores productivos.