La multinacional automotriz Nissan ha anunciado recientemente pérdidas significativas que han llevado a la compañía a implementar un plan de reestructuración que incluye el despido de 20,000 empleados a nivel global. Esta decisión se produce en un contexto de crisis económica y desafíos operativos que han afectado gravemente a la empresa, lo que ha llevado a sus directivos a calificar la situación como «muy compleja».
### Pérdidas Millonarias y Causas
En su último ejercicio fiscal, que abarca desde el 1 de abril de 2024 hasta el 31 de marzo de 2025, Nissan reportó pérdidas de 670,900 millones de yenes, equivalentes a aproximadamente 4,040 millones de euros. Esta cifra contrasta drásticamente con los beneficios netos de 426,600 millones de yenes (2,593 millones de euros) obtenidos en el ejercicio anterior. Las causas de esta caída se atribuyen a una fuerte depreciación de activos y al aumento de los costos operativos, lo que ha puesto a la empresa en una posición financiera precaria.
El director financiero de Nissan, Jeremie Papin, ha señalado que el año fiscal 2024 ha representado un gran desafío para la compañía y ha anticipado que estos retos continuarán en 2025. La situación se ha visto agravada por la implementación de aranceles a las importaciones de vehículos en Estados Unidos, que se espera que impacten negativamente las cuentas de Nissan en aproximadamente 450,000 millones de yenes (2,739 millones de euros) para el presente ejercicio.
### Plan de Reestructuración y Despidos
Ante este panorama, Nissan ha decidido llevar a cabo una reestructuración más ambiciosa y rápida que la inicialmente planteada por la anterior directiva. El plan incluye la reducción del número de plantas de fabricación de vehículos de 17 a 10, lo que se traduce en una disminución del 30% en la producción global, excluyendo a China. Esta medida es parte de un esfuerzo por recuperar la rentabilidad y adaptarse a un mercado automotriz en constante cambio.
Los despidos, que inicialmente se estimaron en 10,000, se han ampliado a 20,000 y se espera que se realicen en un período que se extiende hasta el ejercicio fiscal 2027. La compañía ha indicado que estos recortes no solo afectarán a las plantas de producción de vehículos, sino también a las instalaciones de trenes de propulsión. Aunque el presidente y consejero delegado de Nissan, Iván Espinosa, no ha proporcionado detalles específicos sobre qué fábricas se verán afectadas, ha confirmado que la producción en Argentina se detendrá y que se consolidarán las operaciones de camionetas en México.
La decisión de cerrar la planta de baterías para vehículos eléctricos en Kitakyushu, Japón, también forma parte de este plan de reestructuración, lo que refleja un cambio estratégico en la dirección de la empresa. La compañía busca adaptarse a las nuevas realidades del mercado automotriz, donde la competencia es feroz y las demandas de los consumidores están cambiando rápidamente.
Nissan, que ha sido un jugador clave en la industria automotriz durante décadas, se enfrenta ahora a la necesidad de reinventarse para sobrevivir en un entorno económico desafiante. La combinación de pérdidas financieras, cambios en la regulación comercial y la competencia de fabricantes emergentes, especialmente de China, ha puesto a la empresa en una encrucijada crítica.
La industria automotriz global está experimentando una transformación significativa, impulsada por la electrificación y la sostenibilidad. Las empresas que no se adapten a estas tendencias corren el riesgo de quedar atrás. Nissan, con su rica historia y legado, ahora debe encontrar una manera de navegar por estas aguas turbulentas y asegurar su futuro en un mercado que está cambiando rápidamente.
A medida que la compañía avanza con su plan de reestructuración, la atención se centrará en cómo manejará la transición y si podrá recuperar la confianza de los inversores y consumidores. La capacidad de Nissan para adaptarse a las nuevas realidades del mercado será crucial para su éxito a largo plazo.