El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, ha fallecido a los 88 años en su residencia de Santa Marta en el Vaticano. Su muerte, anunciada por el cardenal Kevin Joseph Farrel, camarlengo del Vaticano, se produce tras una larga convalecencia debido a una neumonía bilateral. Francisco, quien fue el Papa número 266 de la Iglesia católica, dejó una huella profunda en la comunidad católica y en el mundo, siendo conocido por su enfoque en la justicia social y su deseo de reformar la Iglesia.
El anuncio de su fallecimiento se realizó en un video donde el cardenal Farrel expresó su dolor y gratitud por el servicio del Papa a la Iglesia y a los más necesitados. La última aparición pública de Francisco fue el Domingo de Resurrección, donde impartió la bendición Urbi et Orbi desde el balcón de la basílica de San Pedro, a pesar de su estado de salud.
Francisco había estado lidiando con problemas de salud desde hace varios meses, siendo ingresado en el hospital en marzo debido a una infección que complicó su neumonía. A pesar de su deterioro, mantuvo su agenda pública hasta el último momento, mostrando su compromiso con su papel como líder espiritual.
Desde su elección en 2013, el Papa Francisco se destacó por su estilo de vida austero y su enfoque en la cercanía con los pobres. Optó por vivir en la Casa Santa Marta, en lugar de los lujosos apartamentos del Palacio Apostólico, y su primer documento papal, «Evangelii Gaudium», llamó a una renovación de la Iglesia y a un mayor compromiso con la justicia social. En este sentido, criticó abiertamente el capitalismo moderno, señalando sus injusticias y la cultura del descarte.
Durante su papado, Francisco también se enfrentó a numerosos desafíos, incluyendo los escándalos de abusos sexuales que han afectado a la Iglesia católica. En respuesta, impulsó reformas en el Código de Derecho Canónico y promovió una mayor transparencia en las finanzas del Vaticano. Su enfoque reformista buscó no solo abordar los problemas internos de la Iglesia, sino también mejorar su imagen ante el mundo.
Uno de los momentos más significativos de su papado fue su mediación en el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, así como su histórica reunión con el patriarca ortodoxo ruso, un paso importante hacia la unidad cristiana. Además, Francisco fue un firme defensor de la acción contra el cambio climático, instando a gobiernos y empresas a tomar medidas más decisivas.
El Papa Francisco también fue conocido por su apertura hacia temas sociales contemporáneos. En un movimiento sin precedentes, aprobó un documento que permite la bendición de parejas del mismo sexo, mostrando un cambio en la postura de la Iglesia hacia la diversidad sexual. Este tipo de decisiones reflejan su deseo de hacer de la Iglesia un lugar más inclusivo y acogedor.
En cuanto a su legado personal, Francisco había expresado su deseo de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de en el Vaticano, lo que subraya su profunda devoción a la Virgen María. En una entrevista reciente, mencionó que ya había preparado su lugar de descanso final, lo que añade un matiz personal a su historia.
La muerte del Papa Francisco ha dejado un vacío en la comunidad católica y ha suscitado reacciones de dolor y respeto en todo el mundo. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha expresado el pesar de los obispos españoles y ha destacado su llamado a «caminar juntos» en la Iglesia.
A medida que el mundo se despide de este líder carismático, queda por ver cómo su legado influirá en la dirección futura de la Iglesia católica y quién será su sucesor. La elección de un nuevo Papa será un momento crucial para la Iglesia, que deberá continuar el trabajo de Francisco en un mundo que enfrenta desafíos cada vez más complejos.