La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha generado un impacto significativo en la industria del lujo, que enfrenta un panorama complicado para el año 2025. Las tensiones comerciales han llevado a un aumento de los aranceles de importación, lo que ha afectado la confianza del consumidor y ha hecho que las expectativas de crecimiento en este sector se vean drásticamente reducidas.
Las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, son motores clave en la demanda global de artículos de lujo. Sin embargo, el aumento de los aranceles ha creado un clima de incertidumbre que ha llevado a los analistas a ajustar sus previsiones. Por ejemplo, Bernstein ha pronosticado una caída del 2% en los ingresos del sector del lujo para 2025, en contraste con su predicción anterior de un crecimiento del 5%. Esta revisión se debe a la creciente probabilidad de una recesión global y a la incertidumbre económica que rodea a ambos países.
Un banquero del sector ha expresado que cualquier posible repunte en el mercado del lujo se ha pospuesto hasta 2026, lo que refleja la gravedad de la situación. A pesar de que se ha mencionado una posible exención de aranceles para ciertos grupos tecnológicos, la Casa Blanca ha aclarado que la electrónica de consumo seguirá sujeta a un régimen de aranceles independiente, lo que complica aún más la previsibilidad del impacto en el sector.
La relación entre Donald Trump y Bernard Arnault, el multimillonario propietario de LVMH, ha sido objeto de atención. Arnault ha estado en contacto con Trump para discutir los aranceles, y aunque en el pasado expresó su optimismo sobre el mercado estadounidense, la situación actual ha cambiado drásticamente. Barclays ha pronosticado que las ventas de la división de moda y artículos de cuero de LVMH disminuirán un 1% en el primer trimestre, lo que indica que el sector está sintiendo el impacto de las tensiones comerciales.
La incertidumbre también se ha reflejado en las proyecciones de HSBC, que ahora espera que las ventas orgánicas se mantengan estables en 2025, en lugar del crecimiento del 5% que se había anticipado anteriormente. Esta revisión se basa en la combinación de la destrucción de patrimonio, el poder adquisitivo limitado de los consumidores en Estados Unidos y una pérdida generalizada de confianza.
El impacto psicológico de la caída de los mercados bursátiles también es un factor a considerar. Bruno Pavlovsky, presidente de moda de Chanel, ha señalado que el comportamiento del mercado de valores puede predecir la actividad en sus tiendas. Esto sugiere que la confianza del consumidor es fundamental para el rendimiento del sector del lujo.
A pesar de las dificultades, algunas marcas parecen estar mejor posicionadas que otras. Hermès, conocido por sus icónicos bolsos Birkin, se espera que continúe superando las expectativas, con analistas de Barclays pronosticando un crecimiento del 8% en sus ventas en el primer trimestre. Sin embargo, la situación es más complicada para Gucci, la marca más importante de Kering, que enfrenta una caída del 25% en sus ventas en el mismo período.
La industria del lujo, que en gran parte depende de la confianza del consumidor, se encuentra en una encrucijada. La mayoría de los artículos de lujo se fabrican en países como Francia e Italia, y los relojes de alta gama provienen de Suiza. Estados Unidos ha impuesto un arancel del 10% a estos productos, lo que añade presión a un sector que ya está lidiando con la incertidumbre económica.
En resumen, la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha creado un entorno desafiante para la industria del lujo, que enfrenta una caída en la demanda y una reducción en las previsiones de crecimiento. A medida que las tensiones comerciales continúan, el futuro del sector dependerá en gran medida de la recuperación de la confianza del consumidor y de la capacidad de las marcas para adaptarse a un panorama en constante cambio.