Las elecciones presidenciales en Ecuador, celebradas el 13 de abril de 2025, se desarrollaron en un clima de tensión y preocupación por la seguridad. A pesar de las medidas excepcionales implementadas por el gobierno, la participación ciudadana fue notable, reflejando la importancia que los ecuatorianos otorgan a su futuro político.
La jornada electoral se llevó a cabo bajo un estado de excepción de 60 días, decretado por el presidente Daniel Noboa, quien asumió el cargo en 2023. Este contexto de inseguridad se vio acentuado por la violencia que ha afectado al país en los últimos años, lo que llevó a la movilización de cerca de 60,000 policías y 40,000 militares para garantizar la seguridad durante la votación.
A pesar de las preocupaciones, el jefe de la misión de observación electoral de la Unión Europea, Gabriel Mato, destacó que la jornada comenzó con una «absoluta normalidad». Sin embargo, el clima adverso también tuvo su impacto, ya que 24 centros de votación tuvieron que ser reubicados debido a fuertes lluvias que han causado estragos en el país desde inicios de año.
Los dos candidatos principales, el conservador Daniel Noboa y la progresista Luisa González, se enfrentaron en una contienda marcada por la polarización. En la primera vuelta, Noboa había ganado por un estrecho margen de 17,000 votos, lo que hacía de esta segunda vuelta un evento crucial para el futuro del país. La alta participación electoral, con un 41% del censo votando a mitad de jornada, superó el porcentaje de las elecciones anteriores, lo que indica un fuerte interés por parte de los ciudadanos en el proceso democrático.
El gobierno de Noboa implementó medidas inusuales para evitar la manipulación electoral, como la prohibición de portar teléfonos móviles durante la votación. Esta decisión fue criticada por algunos sectores, que argumentaron que limitaba el derecho de los votantes a ejercer su libertad. El Consejo Nacional Electoral justificó esta medida alegando que las mafias habían coaccionado a votantes en la primera vuelta, obligándolos a respaldar a González.
La candidata Luisa González, respaldada por el ex presidente Rafael Correa, quien se encuentra en el exilio, también se mostró preocupada por el desarrollo de la jornada electoral. Hizo un llamado a las fuerzas armadas para que no interfirieran en el recuento de votos y garantizaran un proceso democrático transparente. Su mensaje fue claro: la seguridad del pueblo ecuatoriano es primordial y no debe verse comprometida.
La Organización de Estados Americanos (OEA) también expresó su inquietud respecto al estado de excepción y solicitó garantías para que el proceso electoral se desarrollara sin alteraciones. Heraldo Muñoz, representante de la OEA, enfatizó la necesidad de asegurar los derechos de los ciudadanos en las regiones afectadas por estas medidas.
A medida que avanzaba la jornada, tanto Noboa como González ejercieron su derecho al voto, cada uno en sus respectivos centros electorales. Noboa, acompañado de su familia, expresó su esperanza de que «hoy gana el Ecuador», mientras que González se mantuvo atenta a los acontecimientos, reafirmando su compromiso con la defensa de la democracia.
Las elecciones de 2025 en Ecuador no solo representan una lucha por el poder entre dos visiones políticas opuestas, sino que también son un reflejo de la crisis de seguridad que atraviesa el país. La alta participación y el interés de los ciudadanos en el proceso electoral son señales de que, a pesar de las adversidades, la democracia ecuatoriana sigue siendo un valor fundamental para su población.
En este contexto, el futuro de Ecuador pende de un hilo, y el desenlace de estas elecciones podría definir el rumbo del país en los próximos años, en un momento en que la estabilidad y la paz son más necesarias que nunca.