La situación en Gaza ha escalado dramáticamente en las últimas semanas, con un aumento significativo en la violencia y las tensiones entre Israel y el grupo palestino Hamás. Desde el 18 de marzo, Israel ha reanudado sus ataques aéreos, marcando el inicio de una nueva fase en el conflicto que ha dejado un saldo devastador de víctimas y ha suscitado condenas internacionales.
**Reanudación de la Ofensiva Israelí**
El 18 de marzo, el Gobierno de Israel lanzó una serie de ataques aéreos en Gaza, rompiendo de facto el alto el fuego que había estado vigente durante dos meses. Este ataque ha sido descrito como el más intenso desde el inicio de la tregua, lo que ha llevado a un aumento en el número de muertos y heridos en la región. Según informes del Ministerio de Sanidad de Gaza, el número de palestinos muertos ha alcanzado la alarmante cifra de 50,944, con más de 116,000 heridos desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023. La situación humanitaria en Gaza se ha vuelto crítica, con hospitales y centros de salud abrumados por la cantidad de heridos y la falta de suministros médicos.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha defendido la reanudación de los ataques, argumentando que son necesarios para garantizar la seguridad de Israel y presionar a Hamás para que libere a los rehenes. Sin embargo, esta postura ha sido criticada por diversos líderes internacionales, quienes han instado a Israel a respetar el derecho internacional y proteger a los civiles.
**Reacciones Internacionales y Protestas**
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación ante la escalada del conflicto. El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, ha calificado de «inadmisible» el ataque israelí contra un hospital en Gaza, subrayando que atacar infraestructuras civiles es contrario al derecho internacional. Esta declaración refleja el creciente descontento en Europa y otros lugares del mundo respecto a la forma en que se está manejando la crisis en Gaza.
Además, familiares de rehenes israelíes han llevado a cabo protestas frente a la casa de Ron Dermer, el líder de la delegación israelí que negocia con Hamás. Los manifestantes han acusado a Dermer de «torpedear los acuerdos» y han exigido una solución rápida para la liberación de los rehenes. Estas protestas han puesto de manifiesto la presión interna que enfrenta el Gobierno israelí para actuar en el conflicto, mientras que al mismo tiempo lidia con la creciente indignación internacional.
**La Respuesta de Hamás y la Situación Humanitaria**
Hamás ha respondido a la ofensiva israelí denunciando una «escalada militar» que afecta a los civiles en Gaza. En un comunicado, el grupo palestino ha advertido que la estrategia de Israel es una «apuesta perdedora a costa de los rehenes», sugiriendo que la intensificación de los ataques no conducirá a una solución favorable para Israel. Esta retórica refleja la complejidad del conflicto, donde cada parte busca justificar sus acciones mientras la población civil sufre las consecuencias.
La situación humanitaria en Gaza es desesperada. La Media Luna Roja Palestina ha denunciado que un auxiliar sanitario ha sido «secuestrado» por las autoridades israelíes, lo que pone de relieve los riesgos que enfrentan los trabajadores humanitarios en la región. La falta de acceso a atención médica adecuada y la escasez de suministros básicos han llevado a un aumento en la mortalidad y la desesperación entre la población civil.
**Perspectivas Futuras y Mediaciones**
Mientras tanto, una delegación de Hamás se encuentra en Egipto para discutir un posible acuerdo de alto el fuego e intercambio de prisioneros con Israel. Esta mediación, facilitada por Egipto, Catar y Estados Unidos, podría ser un paso crucial hacia la desescalada del conflicto. Sin embargo, las tensiones siguen siendo altas, y la posibilidad de un acuerdo duradero parece lejana.
La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos en Gaza, esperando que se logre una solución que no solo ponga fin a la violencia, sino que también aborde las profundas raíces del conflicto. La situación en la región sigue siendo volátil, y las acciones de ambos lados continuarán teniendo un impacto significativo en la vida de millones de personas.