La economía moderna se encuentra en un punto de inflexión, donde los minerales críticos juegan un papel fundamental en el desarrollo y la sostenibilidad de diversas industrias. Un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha puesto de manifiesto la creciente concentración del control de estos recursos en manos de un solo país: China. Este fenómeno no solo plantea desafíos económicos, sino que también podría tener repercusiones significativas en la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
### La Concentración del Control de Minerales Críticos
El informe de la AIE revela que China domina el proceso de refinado de 19 de los 20 minerales estratégicos clave, alcanzando una cuota media cercana al 70%. Este dominio es aún más pronunciado en el sector de las baterías, donde el control chino supera el 85% de la capacidad global y llega al 95% en la fabricación de ánodos. Esta situación genera una dependencia que puede ser tan riesgosa como la que se experimentó durante las crisis del petróleo en décadas pasadas.
La concentración geográfica de la producción y el refinado de minerales críticos se ha acentuado en los últimos años. Más de la mitad de estos minerales ya están sujetos a algún tipo de control de exportación, lo que pone de relieve la fragilidad del sistema. Las restricciones impuestas por Pekín en 2025 sobre tierras raras y componentes de baterías han evidenciado la vulnerabilidad de las economías que dependen de estos recursos.
La AIE advierte que, incluso en un mercado bien abastecido, cualquier interrupción en el suministro —ya sea por motivos climáticos, técnicos o comerciales— podría tener efectos en cadena devastadores. Por ejemplo, un aumento de diez veces en los precios de los metales de baterías o del grafito podría elevar el coste medio global de los paquetes de baterías entre un 40% y un 50%, ampliando aún más la brecha de costes con respecto a China. Esta situación se complica aún más por el hecho de que el oligopolio en el sector se ha fortalecido, con la participación media de los tres principales países refinadores de minerales energéticos clave aumentando del 82% en 2020 al 86% en 2024.
### La Era de la Electricidad y su Impacto en la Demanda de Recursos
La AIE también destaca que estamos entrando en lo que se denomina la “era de la electricidad”. Actualmente, la electricidad representa solo el 20% del consumo energético final, pero ya concentra la mitad de toda la inversión energética mundial. Este crecimiento está impulsado por la digitalización, la electrificación de usos finales como el aire acondicionado y el auge de los servicios de inteligencia artificial. Se estima que la inversión en centros de datos alcanzará los 580.000 millones de dólares en 2025, superando por primera vez el gasto global en suministro de petróleo, que ronda los 540.000 millones.
Este cambio en la dinámica de la inversión energética resalta la importancia de los minerales críticos en la transición hacia una economía más electrificada. Sin embargo, la dependencia de estos recursos también plantea riesgos significativos. La AIE calcula que una interrupción del 10% en las exportaciones de imanes de tierras raras podría afectar la producción de 6,2 millones de automóviles convencionales, casi 1 millón de motores industriales, 230.000 aviones civiles o la construcción de más de 650 centros de datos de inteligencia artificial de gran escala. La afirmación de que China puede paralizar la economía mundial con un simple apretón de botón no es exagerada, dado el nivel de control que ejerce sobre estos recursos.
Por otro lado, el informe también aborda la demanda de petróleo en el contexto de las políticas energéticas y climáticas actuales. Si se consideran solo las políticas que ya están en vigor, la demanda de petróleo podría seguir creciendo hasta el 2050, un 13% más respecto al consumo de 2024. Sin embargo, si se toman en cuenta las políticas y medidas que los gobiernos han anunciado oficialmente, la demanda podría alcanzar un pico alrededor del año 2030. Este escenario dependerá en gran medida del ritmo de adopción del coche eléctrico, dado que la mitad del consumo de energía fósil proviene del transporte.
La interconexión entre la demanda de electricidad, el control de minerales críticos y la dependencia del petróleo subraya la complejidad del panorama energético global. A medida que las economías buscan diversificar sus fuentes de energía y reducir su dependencia de los combustibles fósiles, la necesidad de minerales críticos se vuelve aún más apremiante. Sin embargo, la concentración del control de estos recursos en manos de un solo país plantea preguntas sobre la sostenibilidad y la resiliencia de las cadenas de suministro globales.
En este contexto, es fundamental que los países y las empresas busquen alternativas y estrategias para diversificar sus fuentes de minerales críticos. Esto podría incluir la inversión en minería sostenible en otras regiones, el desarrollo de tecnologías de reciclaje y la promoción de la investigación en materiales alternativos. La transición hacia una economía más sostenible y menos dependiente de un solo proveedor es esencial para mitigar los riesgos asociados con la concentración del control de recursos críticos.
La situación actual exige una reflexión profunda sobre cómo se gestionan y distribuyen los recursos minerales en el mundo. La dependencia de China en el ámbito de los minerales críticos no solo es un desafío económico, sino que también plantea cuestiones de seguridad y sostenibilidad a largo plazo. A medida que avanzamos hacia un futuro más electrificado, es crucial que se establezcan políticas y estrategias que promuevan la diversificación y la resiliencia en las cadenas de suministro de minerales críticos.
