La reciente quiebra de First Brands Group, un fabricante de componentes para automóviles, ha generado una gran preocupación en el sector asegurador. Con una deuda de 12.000 millones de dólares, esta situación ha llevado a compañías como Allianz, Coface y AIG a prepararse para una posible oleada de reclamaciones. Estas aseguradoras habían suscrito pólizas que protegen a sus socios comerciales e inversores de pérdidas a través de sus negocios de crédito comercial, lo que las deja expuestas a la cadena de suministro de First Brands.
Antes de la quiebra, altos ejecutivos de aseguradoras de crédito habían comenzado a reducir la cobertura vinculada a First Brands, tras detectar problemas de pago en una de sus filiales. Un gestor de fondos de financiación de crédito comercial mencionó que su aseguradora había comenzado a disminuir la cobertura casi un año antes del colapso, lo que indica que las aseguradoras suelen estar entre las primeras en detectar problemas financieros.
El seguro de crédito se ha convertido en un nicho lucrativo dentro del mercado asegurador, especialmente para aquellos que aseguran las facturas que sustentan el comercio global. Aunque tradicionalmente se ha utilizado para proteger a proveedores de materias primas, ahora también se está utilizando como cobertura para entidades financieras que prestan contra facturas. First Brands, en particular, dependía en gran medida de la financiación de facturas, vendiendo las facturas de sus clientes a cambio de efectivo y recurriendo a inversores externos para financiar sus deudas.
Entre los acreedores de First Brands se encuentra Point Bonita Capital, un fondo gestionado por el banco estadounidense Jefferies, que ha revelado una exposición de 715 millones de dólares vinculada a la empresa. Point Bonita había informado previamente a sus inversores que, a junio, el 20% de su cartera total de 3.000 millones de dólares en deuda vinculada a facturas e inventarios estaba asegurada mediante seguros de crédito y productos similares. Evolution Credit Partners, otro importante acreedor, también utilizó seguros de crédito para mitigar su exposición.
A pesar de que algunas aseguradoras afirman no tener una exposición significativa a los acuerdos de financiación fuera de balance de First Brands, las reclamaciones que surjan de esta situación podrían dar lugar a disputas legales complejas que podrían prolongarse durante años. Un ejemplo de esto es el caso de Tokio Marine y IAG, que han estado luchando durante casi cinco años contra un posible pago multimillonario por seguros vinculados a Greensill Capital, una empresa que colapsó en 2021.
El Departamento de Justicia de EE. UU. ha abierto una investigación sobre el colapso de First Brands, aunque se encuentra en una fase inicial y no implica necesariamente que se haya cometido alguna irregularidad. La forma en que esta debacle se convierta en un nuevo caso de Greensill para el sector asegurador dependerá de las medidas que las aseguradoras hayan tomado para mitigar su exposición antes de la quiebra, así como de su disposición a entrar en disputas legales sobre la redacción de sus pólizas.
La redacción de las pólizas puede variar significativamente, y en algunos casos, existen altos estándares que deben cumplirse para evitar pagos. En situaciones de fraude, que no es el caso de First Brands, muchas pólizas solo pueden invalidarse si la aseguradora puede demostrar que el asegurado tenía conocimiento de las acciones fraudulentas y no las reveló. Un profesional del mercado de seguros ha señalado que algunas pólizas aún pueden pagar si un empleado deshonesto comete un error, lo que complica aún más la situación.
Históricamente, las aseguradoras han realizado grandes pagos tras el colapso de conglomerados fraudulentos como Parmalat en 2003, ya que no pudieron demostrar que los bancos tenían conocimiento del fraude. Sin embargo, en los últimos años, los desembolsos han tendido a ser mucho menores en comparación con otros tipos de seguros. Las aseguradoras de crédito comercial, como Coface y Atradius, han pagado alrededor de 40 centavos por cada dólar de prima cobrada, lo que es menos de la mitad del gasto típico en otras líneas de negocio.
El caso de First Brands se presenta como un importante caso práctico para el producto de seguros de crédito. Un gestor de cartera ha comentado que, dado el impacto mediático de esta quiebra, si las reclamaciones a los seguros de crédito se pagan sin incidentes, es probable que el mercado adquiera una confianza considerable en este tipo de productos. Sin embargo, si no es así, muchos en el sector podrían enfrentarse a preocupaciones significativas sobre la viabilidad de estos seguros.