La oferta pública de adquisición (OPA) más prolongada en la historia reciente de España está llegando a su clímax, con el BBVA y el Sabadell en una intensa lucha por cada acción. Este proceso ha captado la atención de inversores y analistas, quienes especulan sobre el porcentaje final de aceptación que podría oscilar entre el 30% y el 50%. Sin embargo, la incertidumbre persiste y no será hasta el próximo viernes cuando se revelen los resultados definitivos de esta OPA. En las sedes operativas de Sant Cugat del Vallès y Las Tablas en Madrid, los equipos de ambos bancos están trabajando arduamente para sumar apoyos, utilizando hojas de cálculo para rastrear las decisiones de los inversores. La información sobre las aceptaciones llega con un retraso de hasta dos días, lo que añade un nivel de complejidad al proceso.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha emitido un comunicado inusual, advirtiendo que el resultado de la OPA y los criterios para establecer el precio de una posible segunda OPA se conocerán el 17 de octubre. Para facilitar la aceptación de la OPA, algunas oficinas del BBVA permanecerán abiertas hasta las 21:00 horas, y se ha informado que la entidad ha ofrecido pagar horas extras a los empleados que trabajen en estas oficinas. Esta medida refleja la presión que ambos bancos sienten en este momento crítico.
El clima de competencia es palpable, con ambos bancos tratando de localizar y convencer a los accionistas para que apoyen sus respectivas ofertas. La estrategia de ambos se basa en la premisa de que el último sprint será decisivo. La presión es tal que incluso se teme que uno de los bancos esté acumulando órdenes de aceptación para que los datos provisionales no sean visibles para el rival. En este contexto, la UGT ha informado que el equipo de atención telemática del BBVA se mantendrá disponible hasta la medianoche para gestionar las órdenes de aceptación.
Carlos Torres, el CEO del BBVA, ha afirmado que el 75% de las aceptaciones suelen llegar en los últimos días del periodo de aceptación. En su pronóstico, espera un fuerte apoyo de alrededor del 30% de los inversores institucionales. Por otro lado, César González-Bueno, CEO del Sabadell, ha expresado que su apoyo a la OPA apenas representa el 1% del capital, lo que indica que la batalla por los accionistas minoritarios será crucial. A pesar de las expectativas, el ritmo de aceptación entre los pequeños accionistas ha disminuido en comparación con la semana anterior, lo que ha llevado a una atmósfera de incertidumbre.
Las acciones de ambos bancos han mostrado poca variación en la prima de la operación, que actualmente se sitúa en un 2,12% respecto al valor en bolsa del Sabadell. La falta de interés por parte de fondos arbitrajistas ha sido notable, y el principal accionista del Sabadell, Blackrock, ha reportado un leve aumento en su participación, alcanzando el 7,37%. Esto sugiere que el interés por la OPA puede no ser tan fuerte como se esperaba.
A medida que se acerca la fecha límite, el mercado está dividido en sus pronósticos. Algunos analistas creen que el BBVA logrará superar el 30% de aceptación, pero aún no se ha alcanzado el 50%, lo que obligaría a la entidad a lanzar una segunda OPA. Esta segunda oferta tendría que garantizar una opción de efectivo a un precio equitativo, que sería determinado por la CNMV. El BBVA ha afirmado que no superará el precio actual, mientras que González-Bueno ha indicado que la segunda OPA sería «más atractiva». Sin embargo, el supervisor ha recordado que corresponde a sus técnicos fijar el precio final, independientemente de las especulaciones.
El escenario de una segunda OPA podría obligar al BBVA a utilizar sus reservas de capital, y su CEO, Onur Genç, ha declarado que el banco cuenta con 8.000 millones de euros para llevar a cabo esta operación. Por su parte, el Sabadell estima que, si las aceptaciones se sitúan ligeramente por encima del 30%, necesitaría desembolsar 12.000 millones de euros para hacer frente a la situación.
Mientras tanto, otros bancos están aprovechando la incertidumbre generada por esta OPA para mejorar su posicionamiento en el mercado. ING ha anunciado que este año alcanzará un récord en la captación de clientes, con la expectativa de sumar 330.000 nuevos clientes y cerrar el ejercicio con un total de 4,5 millones. Esta situación refleja cómo la competencia en el sector bancario se intensifica en medio de la OPA entre BBVA y Sabadell.
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha expresado su preocupación por la duración de la OPA, señalando que el proceso se ha extendido más de lo esperado. A 24 horas de que expire el plazo de aceptación, el factor político ha vuelto a entrar en juego. En el Parlament, se aprobó una proposición no de ley que insta a la CNMV a no aceptar la OPA si no alcanza una adhesión del 50%. Esta propuesta, presentada por Junts, recibió el apoyo de 66 diputados, mientras que 11 votaron en contra y 57 se abstuvieron. La CNMV, sin embargo, no puede prohibir que una empresa continúe con una OPA, incluso si no logra el 50% de aceptación por parte de los accionistas.
La propuesta del Parlament subraya la oposición de diversas fuerzas políticas a la OPA del BBVA sobre el Sabadell, argumentando que esta operación podría perjudicar al sistema bancario del país, a su economía productiva y, en particular, a las pequeñas y medianas empresas (pymes) de Catalunya. En este contexto, el Ejecutivo de Salvador Illa ha sido instado a solicitar tanto al Gobierno central como a la CNMV y al Banco de España que suspendan cualquier validación definitiva de los efectos de la OPA si no se alcanza el umbral del 50%.
La OPA entre BBVA y Sabadell no solo es un evento financiero significativo, sino que también refleja las dinámicas de poder en el sector bancario español y las tensiones políticas que pueden influir en el resultado final. A medida que se acerca la fecha límite, todos los ojos están puestos en cómo se desarrollará esta batalla y qué implicaciones tendrá para el futuro del sistema bancario en España.