La situación actual del sistema de pensiones en España presenta un panorama preocupante. Según estimaciones recientes, el déficit del sistema podría alcanzar los 127.000 millones de euros para el año 2050, lo que representa un desafío significativo para la sostenibilidad financiera del país. Este déficit se debe principalmente a la diferencia entre las cotizaciones sociales y las prestaciones contributivas, que se prevé que aumente a 8,2 puntos del PIB en las próximas décadas.
La reforma de las pensiones, implementada en dos fases entre 2021 y 2023, no ha logrado proporcionar el equilibrio necesario en el sistema. A pesar de las intenciones de mejorar la situación, los expertos advierten que las medidas adoptadas han resultado en un aumento del gasto en pensiones, que podría superar el 18% del PIB en 2050. Este incremento se atribuye a la derogación del índice de revalorización de las pensiones y del Factor de Sostenibilidad, que han llevado a una indexación de las pensiones al IPC, generando un déficit significativo.
Además, las reformas destinadas a aumentar los ingresos del sistema también han tenido efectos contraproducentes. Por ejemplo, los incentivos para la jubilación demorada y los cambios en los coeficientes reductores para el retiro anticipado han contribuido a un aumento del déficit contributivo. Las modificaciones en las pensiones máximas y mínimas también han añadido presión al sistema, incrementando el desfase entre ingresos y gastos.
El informe elaborado por investigadores de Fedea señala que, aunque la reforma ha beneficiado a las cohortes ya jubiladas o casi jubiladas, ha tenido un impacto negativo en las generaciones más jóvenes. Aquellos nacidos a partir de 1992 se verán particularmente afectados, con una pérdida de bienestar que podría traducirse en una reducción del 5 al 10% en su consumo a lo largo de sus vidas. Esto plantea un dilema ético y económico, ya que las generaciones futuras enfrentarán una carga mayor para financiar las pensiones de los jubilados actuales.
Los expertos de Fedea advierten que la reforma del sistema de pensiones debería ser reconsiderada de inmediato. Las exigencias europeas buscan garantizar la sostenibilidad financiera del sistema, pero las medidas adoptadas hasta ahora han agravado los problemas existentes. Se estima que para 2050 se necesitarán 86.000 millones de euros anuales de la recaudación tributaria general para equilibrar la Seguridad Social, lo que pone una presión considerable sobre las cuentas públicas.
Para abordar esta situación, Fedea propone una combinación de políticas de ingreso y gasto. Una de las soluciones sugeridas es la reducción de la tasa de prestación, que es el cociente entre la pensión y el salario medio. Esto implicaría adoptar medidas de contención del gasto en pensiones, afectando tanto a los pensionistas actuales como a los futuros. Por ejemplo, se sugiere extender el período de cómputo de la pensión a toda la vida laboral, así como recuperar el Factor de Sostenibilidad y establecer un vínculo automático entre la edad de jubilación y la esperanza de vida.
En cuanto a la actualización de las pensiones, se plantea la necesidad de restringir el blindaje total ante la inflación a las prestaciones mínimas. Esto podría ayudar a contener el gasto y a garantizar la sostenibilidad del sistema a largo plazo.
La situación actual del sistema de pensiones en España es un reflejo de los desafíos económicos que enfrenta el país. La necesidad de reformas efectivas y sostenibles es más urgente que nunca, ya que el futuro de las pensiones no solo afecta a los jubilados actuales, sino también a las generaciones venideras. La búsqueda de un equilibrio entre ingresos y gastos es fundamental para garantizar la viabilidad del sistema y la justicia intergeneracional en el acceso a las pensiones.