La brecha de género en las pensiones es un tema que ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente en el contexto de la creciente preocupación por la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. En España, esta desigualdad se manifiesta de manera clara en las pensiones contributivas, donde las mujeres reciben, de media, alrededor de 1.100 euros al mes, mientras que los hombres perciben aproximadamente 1.600 euros. Esta diferencia del 32% refleja no solo una disparidad en los ingresos durante la vida laboral, sino también un problema estructural que afecta a las mujeres a lo largo de su vida.
El informe titulado «Coste de oportunidad de la brecha de género en pensiones y ahorro previsional», elaborado por la asociación ClosinGap y Mapfre, revela que, aunque la brecha se ha reducido en tres puntos porcentuales desde 2018, sigue siendo un indicador alarmante de la desigualdad de género en el ámbito económico. En 2024, España contaba con 9,3 millones de pensionistas, distribuidos casi equitativamente entre hombres y mujeres. Sin embargo, las diferencias en el tipo y la cuantía de las pensiones son evidentes. Solo el 57% de las mujeres pensionistas recibe una pensión por jubilación, en comparación con el 82% de los hombres. Esta situación es un reflejo de las trayectorias laborales más discontinuas y de la menor acumulación de derechos retributivos que enfrentan las mujeres a lo largo de su vida laboral.
### Trayectorias Laborales y Brecha Salarial
La brecha de género en las pensiones no es un fenómeno aislado, sino que está intrínsecamente ligada a la brecha salarial que las mujeres experimentan durante su vida laboral. Actualmente, esta brecha salarial ronda el 20%, lo que significa que las mujeres ganan, en promedio, un 20% menos que sus homólogos masculinos por realizar el mismo trabajo. Esta diferencia salarial se traduce en menores aportaciones a la seguridad social y, por ende, en pensiones más bajas al momento de la jubilación.
Además, es importante destacar que las mujeres tienden a tener trayectorias laborales más interrumpidas debido a factores como la maternidad, el cuidado de familiares y la falta de políticas laborales que faciliten la conciliación entre la vida laboral y personal. Estas interrupciones en su carrera profesional no solo afectan su salario actual, sino que también limitan su capacidad de acumular derechos de pensión. Como resultado, muchas mujeres se ven obligadas a depender de pensiones de viudedad, que suelen ser de menor cuantía, lo que agrava aún más la situación de desigualdad.
El informe también señala que el 31% de las mujeres mayores de 65 años reciben pensiones de viudedad, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad económica de este grupo. Las pensiones de viudedad, aunque son un recurso importante para muchas mujeres, no son suficientes para garantizar una calidad de vida digna, especialmente en un contexto donde los costos de vida y de atención médica continúan en aumento.
### Patrimonio y Ahorro Previsional
La brecha de género en las pensiones no se limita a las pensiones públicas, sino que también se extiende al patrimonio y al ahorro previsional. Según el informe, en 2022, las mujeres mayores de 67 años acumulaban, de media, 138.000 euros de patrimonio neto, en comparación con 145.000 euros de los hombres, lo que representa una diferencia de aproximadamente 6.700 euros. Aunque esta brecha se ha reducido desde 2016, cuando era de 10.500 euros, sigue siendo significativa.
Un aspecto preocupante es que, en el ámbito de los planes de pensiones y otros instrumentos de ahorro previsional, la brecha se ha ampliado. En 2016, la diferencia entre hombres y mujeres en la propiedad de activos en forma de planes de pensiones era de 300 euros, mientras que en 2022 esta cifra se disparó a cerca de 1.250 euros. Las mujeres, en general, tienden a invertir menos en planes de pensiones o fondos de inversión, lo que se atribuye a una combinación de factores, incluyendo menores ingresos disponibles para el ahorro, falta de educación financiera y una menor capacidad de planificación a largo plazo.
El presidente de Mapfre, Antonio Huertas, ha enfatizado la necesidad de abordar esta problemática, especialmente en un contexto de envejecimiento de la población. La dependencia de una pensión pública puede no ser suficiente para garantizar una calidad de vida adecuada en la vejez. Por lo tanto, es crucial que se implementen políticas que fomenten el ahorro previsional y que se cierren las brechas salariales durante la etapa laboral.
### Costes de Dependencia y su Impacto Económico
Otro aspecto que el informe aborda es la diferencia en los costes de dependencia entre hombres y mujeres. Las mujeres tienden a vivir más tiempo, con una esperanza de vida media de 85,8 años, en comparación con 80,3 años para los hombres. Esto significa que, en promedio, las mujeres enfrentan más años de dependencia, lo que a su vez genera mayores costes económicos. A partir de los 80 años, el coste de la dependencia puede multiplicar por 1,8 la pensión media de las mujeres, lo que representa un desafío significativo para muchas de ellas, que a menudo no cuentan con los recursos necesarios para cubrir estos gastos.
El informe estima que el coste de los cuidados asciende a 5.800 euros al año de media entre los 65 y los 69 años, y esta cifra supera los 23.000 euros anuales para las personas mayores de 80 años. Este escenario es especialmente complicado para las mujeres, ya que solo el 60% de ellas dispone de activos líquidos suficientes para afrontar estos sobrecostes, en comparación con sus homólogos masculinos.
La brecha de género en pensiones e ingresos privados en la jubilación tiene un impacto económico significativo en España, estimándose en 28.500 millones de euros, lo que equivale al 1,8% del PIB. Esta cifra no solo refleja la desigualdad existente, sino que también tiene implicaciones en el crecimiento económico del país, ya que se traduce en una menor recaudación fiscal y en la pérdida de puestos de trabajo.
El informe de ClosinGap y Mapfre pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar la brecha de género en las pensiones y en el ahorro previsional. Para lograr una igualdad real, es fundamental implementar políticas que promuevan la equidad salarial, el acceso a la educación financiera y la creación de sistemas de previsión social que beneficien a todos los trabajadores, independientemente de su género. Solo así se podrá avanzar hacia un futuro más justo y equitativo para las generaciones venideras.