El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha señalado que el mercado inmobiliario español enfrenta un déficit alarmante de 700,000 viviendas para satisfacer la creciente demanda. Esta cifra representa un aumento de más de 100,000 unidades en comparación con el año anterior, lo que refleja la presión que ejerce el crecimiento de la población y la transformación de los hogares en el país.
La demanda de vivienda ha sido impulsada por el aumento de la población extranjera y el incremento de hogares unipersonales. Escrivá, durante su intervención en el Consejo General de Economistas, destacó que el desajuste entre oferta y demanda se debe, en parte, a la falta de suelo finalista y a la incertidumbre regulatoria que afecta la inversión en el sector. Esta situación ha creado un cuello de botella que complica aún más el acceso a la vivienda para muchas familias.
El gobernador advirtió que la falta de oferta podría empeorar si no se logra un crecimiento adecuado en la construcción de nuevas viviendas. En este contexto, el 50% de la demanda insatisfecha se concentra en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga, donde los precios de la vivienda han alcanzado niveles similares a los de 2004, durante el auge de la burbuja inmobiliaria.
Sin embargo, Escrivá subrayó que la situación actual es diferente a la de aquella época, ya que no se observan desequilibrios como el excesivo endeudamiento de los hogares y las empresas. A pesar de esto, muchas familias siguen enfrentando dificultades para acceder a una vivienda debido a la falta de crédito.
En cuanto a la economía en general, Escrivá anticipó una desaceleración hacia niveles más alineados con el crecimiento potencial, aunque el impacto de la guerra comercial y los acuerdos arancelarios debería ser menor en comparación con otras economías. La demanda exterior ya muestra signos de debilidad, lo que podría afectar el crecimiento económico.
El empleo en sectores como la hostelería y el comercio ha comenzado a crecer a un ritmo más lento, aunque se han identificado áreas de fortaleza, como la informática, que están impulsando las ventas de servicios al exterior. Las proyecciones del Banco de España apuntan a una tasa de desempleo del 10.5% para finales de año, una cifra que podría ser aún menor si no fuera por el aumento de la población activa debido a la llegada de trabajadores extranjeros.
A pesar de los avances en la reducción de la deuda pública sobre el PIB, Escrivá advirtió que España aún se enfrenta a desafíos significativos. La deuda sigue siendo elevada en comparación con otros países europeos, lo que afecta la credibilidad del país en el contexto de la Unión Europea. El gobernador destacó la necesidad de continuar con el proceso de consolidación fiscal para reducir la deuda al 90% del PIB para 2031.
Escrivá también hizo hincapié en la importancia de mejorar la calidad de las administraciones públicas y la efectividad de las políticas activas de empleo, que actualmente no están funcionando de manera óptima. La productividad es otro de los grandes retos que enfrenta la economía española, y su mejora es crucial para el futuro del país.
En resumen, el mercado inmobiliario español se encuentra en una encrucijada, con un déficit significativo de viviendas que debe abordarse urgentemente. La combinación de factores como el crecimiento de la población, la falta de suelo y la incertidumbre regulatoria está creando un panorama complicado para el acceso a la vivienda. Al mismo tiempo, la economía española se enfrenta a desafíos de desaceleración y deuda que requieren atención y acción inmediata para garantizar un futuro sostenible.